Ahogarse

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Tristeza. Una palabra que dice todo y nada a la vez. Algo que te carcome por dentro poco a poco, hasta que acaba contigo. Increíble, ¿no? Lo que una emoción puede causar en las personas...
Esa vez no dejé que las lágrimas salieran. Ni siquiera consentí que nublaran mi vista; no las dejé salir a la superficie. Las contuve como nunca lo había hecho.
Lo peor de todo es que en ningún momento caí en la cuenta de que ese sería uno de los más terribles errores que podría cometer.
¿Qué pasa cuando te sumerges en el agua y no vuelves a salir? Te ahogas. Nadie me lo advirtió. Me ahogué con mis propias lágrimas, porque cada vez se habían ido acumulando más y más hasta llegar a tal punto.
Desde ese acontecimiento aprendí a dejar salir a raudales las lágrimas. Porque aprendí que son el mejor medicamento para un corazón dañado.
Jamás dudes en llorar cuando más lo necesitas. Las lágrimas te purifican, te sanan. Te regeneran. No cometas mi error porque, lo que puede hacerte resucitar, también puede acabar matándote.

Consejos para un soñador © Where stories live. Discover now