Envidia

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La envidia. Es esa que te come con los ojos, esa que te añora tan profundamente que le quema por dentro. La envidia te odia, pero en lo más recóndito de su ser te quiere. Te desea con avidez, hace lo imposible para llegar a ti y conseguir que su objetivo se cumpla.
Algunas personas son atacadas ferozmente por la envidia, y poco a poco va matando a su corazón sin que ellas se den cuenta, y cuando por fin se percatan de ello, ya es muy tarde: su corazón ha muerto. La envidia empieza como una enfermedad silenciosa, para después empezar a manifestarse a través de síntomas que dejan cicatrices rebosantes de daño. Existen pocos que logran revivir y curar a su maltrecho corazón, e incluso a su ser en su totalidad, y únicamente ellos conocen el secreto. Y no me refiero solamente a la clave para una recuperación, sino también a la clave  para quitarte de encima a la envidia, exiliarla de tu ser para siempre.

Conforme vas archivando nuevos logros, enriqueciendo así mucho más a tus sueños, sucede algo que es muy tendente (claro que lo digo sin generalizar) entre las personas: la envidia. Los celos. ¿Y por qué? Porque estás siendo mucho mejor que ellos, y simplemente se niegan a aceptarlo. Tienen envidia porque tú sobresales, porque tienes un talento único. A veces incluso las personas niegan rotundamente el hecho de que los celos abunden dentro de ellas, tomando actitudes hipócritas, pero interiormente están más que informadas sobre lo que sienten.
La pregunta es, ¿cómo contrarrestar a la envidia? Lo principal es lo siguiente: no dejar por nada del mundo que el comportamiento de las personas hacia ti te afecte. Es más, no tomar a ese tipo de conductas como algo personal. Me es importante volver a retomar el concepto del filtro mantequilla, que debe estar siempre presente en contra de toda la carga negativa con la que tendrás que convivir a lo largo de tu trayecto.
También es importante que tomes en cuenta que si alguna vez llegas a sentir envidia (es parte de la naturaleza humana), evites que te carcoma por dentro, y aprende a reconocer cuando una persona hace algo mejor que tú. Así podrás educarte poco a poco hasta que un día la envidia se convierta para ti en una completa desconocida.
No todas las personas, y creo que está claro, son envidiosas y tratan de hacerte la vida de cuadritos. Recuerda que siempre habrá para ti, aunque sea una sola persona, que estará apoyándote y se alegrará de cada triunfo que obtengas. Ese tipo de personas son las que nunca y muy difícilmente (casi imposible) saldrán de tu vida; son ese tipo de personas sinceras, verdaderas, auténticas. Siéntete afortunado y agradecido porque existan personas como ellas, seres que sin duda valen más que cualquier otra cosa.

Consejos para un soñador © Where stories live. Discover now