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-Will... -lo llamó el rubio desde su asiento. –Wiiiiiiiiiiiiiiiill... -

-¿Qué pasa Bill? –el menor de los hermanos le respondió en un susurro apenas audible. No quería meterse en problemas, mucho menos en la biblioteca, pero parecía que aquello era imposible estando en compañía de su hermano.

-¿Por qué me trajiste a este... extraño lugar? –Bill se recargó aun más en la mesa, casi parecía que estaba acostado ganándose la mirada furiosa de la bibliotecaria.

-Es la biblioteca de humanidades, pensé que te ayudaría a elegir. –el mayor cerró los ojos con fuerza mientras negaba con la cabeza. Parecía más bien un niño regañado que un universitario de veintiún años, pero no podía evitarlo. Sus profesores lo estaban haciendo pasar por lo que para él era el equivalente al infierno.

Era su cuarto año en la universidad Desde muy joven siempre había tenido claro lo que quería estudiar Y no lo pensó dos veces cuando se le dio la oportunidad de entrar a la universidad para dedicarse por completo a la astronomía. Habían pasado tres hermosos años haciendo lo que más le gustaba, pero ahora en la segunda mitad de su cuarto año a los directores de la carrera se les había ocurrido la brillante idea de obligar a sus estudiantes a tomar un electivo del área humanista.

Entonces la catástrofe se desencadenó. Bill Cipher había pataleado, gritado y casi llorado para evitarlo, pero la única respuesta que le habían dado desde arriba había sido: "Si no le gusta está en la libertad de cambiar de institución"

No era algo que pudiera hacer a estas alturas. Así que a regañadientes había recurrido a su hermano menor para que lo ayudase a elegir un ramo humanista no tan desagradable.

Will estaba en el segundo año de periodismo, y no se le ocurrió otra cosa mejor que llevar a su molesto hermano a la biblioteca de la facultad de humanidades para que leyera un poco y se interesara en alguna especialidad. El problema era que Bill odiaba leer, lo odiaba con su corazón, su hígado y sus pulmones.

-Su biblioteca está llena de... libros... -dijo arrugando la nariz. Will puso los ojos en blanco, había estado tratando de terminar un informe muy importante y con todo el ruido que hacia el rubio no podía concentrarse.

-¿Por qué no vas a ver a la sección de literatura? Puede que encuentres algo que te guste. –Bill se paró de mala gana, como hacía con todo lo que le desagradaba y caminó hasta el ala oeste del gran edificio arrastrando los pies. Will suspiró mientras negaba con la cabeza. Una pequeña sonrisa comenzaba a formársele en los labios, por fin podía estudiar en paz.

~

-Ahora... ¿Dónde estoy? –había dado vueltas y vueltas sin encontrar nada que le llamara la atención, no pensó que el lugar fuese tan grande hasta que se dio cuenta de que estaba completamente perdido. –maldita sea.

Cuando asumió que moriría perdido entre las estanterías se relajó un poco, al menos si moría no tendría que tomar el absurdo curso. Caminó hasta el fondo del pasillo para recargarse en la pared, entre todos los libros del lugar uno lo hizo detenerse. La cubierta roja brillante era imposible de pasar por alto. "Los miserables", leyó, era perfecto para él que se sentía el ser más miserable de todos.

Sacó el libro dejando un hueco en la estantería. Se sobresaltó al ver que del otro lado y a su misma altura alguien había sacado otros dos libros creando una especie de hueco en una pared.

Entonces lo vio a él...

Un muchacho de pelo castaño y enormes ojos cafés lo miraba serio desde el otro lado. A Bill le hubiera gustado que se quedara quieto en esa posición para ver con detalle ese rostro tan hermoso y al mismo tiempo tan infantil. Él sí que se había quedado quieto, estático en su lugar y hubiera jurado que tenía la boca abierta, porque el castaño lo miró con una ceja alzada unos segundos para luego dar media vuelta y desaparecer por el pasillo.

Solo entonces Bill reaccionó "Acabo de ver al ángel de las bibliotecas". Acercó aun más la cara al estante para ver por el hueco como el muchacho se alejaba. Caminó lo más dignamente que pudo hasta las mesas del centro, esperando encontrarlo ahí, pero todo lo que vio fue a su hermano.

-Bill, por fin te encuentro. –dijo Will con su vocesita queda llegando con los libros en brazos. –surgió algo y ya tengo que irme.

-¿Quién es él? –dijo el mayor tomando a Will por los brazos para girarlo en dirección al castaño. Estaba en frente a uno de los escritorios de los ayudantes de la biblioteca pidiendo los libros prestados. Will miró a su hermano con el ceño fruncido, nunca conseguía que el mayor le prestara atención, pero decidió que lo ayudaría de todas formas o el rubio no descansaría hasta haber dado con el nombre de aquel muchacho.

-Estudia literatura, tengo un par de clases con él y creo que se llama Dipper.

-Dipper... -dijo el rubio disfrutando cada una de las letras de su nombre. Había soltado a su hermano y ahora vagaba por un mundo de flores y corazones del que nadie podía bajarlo. –tengo que hablar con él.

-Pues tendrá que ser otro día, porque ya se fue.

-¿Qué? –Will apuntó hacia la el escritorio, Dipper ya no estaba ahí. Rápidamente salió corriendo hacia la puerta dejando a Will muy confundido.

-¿A dónde vas?

-¡¡Tengo que hablar con Dipper!! Debo decirle que lo amo! –Will nunca había llegado a entender al loco de su hermano, y no planeaba empezar a hacerlo ahora.

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quiero dedicar las dos semanas que me quedan de vacaciones a escribir fanfics UwU espero que no les moleste. y se que había empezado otro de Antonio y Lovino pero tengo serios problemas para concentrarme solo en una cosa. También estoy con depresión por el final de Capitán Frost así que ténganme paciencia :C

Creo que seria interesante ver a Bill en una faceta de loco pero esta vez un loco enamorado. y bueno así surgió un poco esta idea. Espero que les guste y me dejen sus opiniones en los comentarios :))

Como Romeo y Julieta #PremiosBillDipWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu