15.

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Solo cuando estuvieron sentados en el bus el castaño se relajó, no había dejado de caminar rápidamente y mirando a sus espaldas para asegurarse de que nadie más que Bill lo seguía, era un alivio poder recargar la cabeza en el hombro del mayor y cerrar los ojos por un momento. El rubio dejó la mano en la rodilla de Dipper, acariciándola suavemente. –por favor... tienes que decirme que pasó.

-no quiero

-¿Por qué no?

-no quiero que todo termine. –Dipper levantó su mirada de ojos rojos hacia el mayor. –no quiero que se acabe el nosotros aun.

-nunca se acabará el nosotros, seremos eternos como Romeo y Julieta. –Dipper se quedó mirándolo unos segundos mientras una sonrisa se le formaba en los labios. No había duda de que Bill estaba loco, el problema era que también lo estaba volviendo loco a él. Volvió a recargarse en el hombro de Bill. No quería hablar sobre su familia y sus absurdos planes, sobre todas aquellas cosas que desconocía y le asustaban. No quería admitir frente a ese idiota romántico y exagerado que por primera vez estaba considerando la idea de la eternidad.

El camino se les hizo corto mientras escuchaban la música de Bill, su celular estaba lleno de canciones de Lady gaga y Beyonce. A Dipper no lo sorprendió en absoluto, "a una diva le gustan las canciones de otras divas". Se pasaron el viaje cantando, charlando, golpeándose, besándose y de vez en cuando saludando a algún auto que pasaba a su lado. Llegaron al hotel a las dos de la tarde justo a tiempo para almorzar.

Cerca de las cuatro salieron a dar un paseo a la playa y por las ferias alrededor, Bill quería comprar todo cuanto le ofrecían, el menor había tenido que salvarlo de las garras de los estafadores en más de una ocasión. Se pasaron el resto del día jugando en la arena como un par de niños, haciendo castillos y escapando de las olas que venían a la orilla. Bill perseguía a Dipper mientras salpicaban el agua tibia con los pies. El menor se dejaba atrapar solo para sentir esos fuertes brazos rodeándole la cintura y alzándolo con un grito triunfal del cazador atrapando a su presa. Bill le dio vueltas en el aire mientras a su espalda los últimos rayos de sol se escondían en el mar. Y se quedaron quietos en los brazos del otro respirando agitados y felices. –vamos al agua.

-no.

-¡vamos! –Dipper ya no podía resistirse, el mayor lo tenía apresado y lo llevaba sin esfuerzo hacia lo más profundo

-Bill Cipher, maldito bastardo ya vas a ver cuando... -pero no pudo terminar de hablar porque una ola les pasó por encima dejándolos a ambos empapados y con el cabello pegado a la cara. Las carcajadas de Bill acallaban los gritos y amenazas del menor quien poco a poco iba cediendo y dejándose llevar por la marea y los brazos del rubio. Siempre terminaba siendo así de todos modos.

Estuvieron chapoteando un largo rato hasta que divisaron a Venus, la primera estrella en el firmamento, tan rápido como había entrado, Bill lo arrastró hasta la orilla y ambos corriendo hacia el hotel para ducharse y preparar el telescopio. Un gran bolso llevaba todo lo necesario para la noche y una vez estuvieron listos salieron hacia el cerro a esperar la lluvia de estrellas.

-no verás una lluvia tan impresionante hasta dentro de otros setentaicinco años.

-trataré de recordarlo hasta los noventaicinco...-Bill se sentó en la manta junto al castaño y busco su mano a tientas. –¿porque quisiste estudiar astronomía?

-nunca he entendido la tierra, por eso me gusta mirar el cielo. –Dipper le sonrió con ternura, amaba cuando el mayor le hablaba de esa manera. Sin ser ruidoso y dramático como siempre, esa era la voz que solo usaba cuando estaba a solas con él.

-tengo algo que contarte

-¿estás embarazado? –el menor enarcó una ceja extrañado y negó con la cabeza. –porque no me importaría si lo estuvieras, me gustaría que tuviéramos una hija llamada Rose.

-no estoy embarazado

-aun... -dijo con su sonrisa burlona, Dipper solo lo ignoró tratando de pensar bien en sus palabras.

-los papeles que mi profesora me entregó... eran papeles de intercambio. –solo entonces el semblante del mayor cambió drásticamente. –tengo la posibilidad de irme a estudiar fuera del país, a Cambridge.

-pero... n-no puedes... ¿Por qué no me habías dicho?

-mi familia ha estado tramitando el intercambio desde mucho antes de conocerte. Todos quieren que vaya. –Dipper acercó las rodillas al pecho para abrazarse a si mismo con la mirada perdida en algún punto del cielo nocturno. Bill soltó un suspiro mientras se acostaba con las manos detrás de la nuca pensativo. –estábamos discutiendo en la mañana... Mi tío Ford dice que tengo que alejarme de ti cuanto antes.

-no sé qué decirte... no quiero que te vayas, pero tampoco quiero ser el idiota que no dejó que siguieras tus sueños.

-no tienes que decirme nada. –Dipper lo miró de reojo solo unos segundos antes de volver la mirada avergonzado. –ya tomé una decisión. -El rubio se incorporó ansioso y sin apartar la mirada del menor. –voy a quedarme.

-¿enserio? –Dipper asintió despacio con la cabeza. -¿pero qué hay de tus planes y de todas las cosas que siempre me cuentas? Una vez me dijiste que sería un sueño estudiar en Cambridge.

-ese era mi sueño antes. –el castaño escondió la cabeza entre las rodillas y había que estar pegado a él para poder entender los balbuceos apenados que salían de su boca. –pero ahora tengo otro sueño.

-¿Cuál es? –dijo Bill al borde del ataque de nervios, Dipper salió de su escondite solo para mirarlo enojado y culpándolo por ser el tipo más idiota que había conocido, pero al ver su cara de desesperación lo pensó de nuevo antes de darle un golpe. En cambio lo besó.

Un beso casto y tierno que significo un mundo entero para ambos, el mayor lo tomó por la nuca, no quería separarse de los labios del castaño. Dipper lo miró como si estuviera viendo más allá de ese par de ojos pardos, más allá de lo que cualquier persona podría llegar a ver, había que estar muy loco para ver a alguien de aquella forma. Completamente loco o perdidamente enamorado. –prométeme una cosa Dipper... prométeme que nos casaremos y tendremos un hogar, con un jardín hermoso y una hija llamada Rose.

-Bill, no puedo prometerte eso. Ni siquiera sé que va a pasar mañana.

-entonces prométeme que me vas a amar siempre. Sin importar donde estemos o lo que diga tu familia. –Bill arrancó una florecilla que crecía sin cuidado a su lado, cruzó el tallo varias veces formando un círculo, que puso frente a los ojos atónitos del menor. –promete que vamos a amarnos por el resto de la eternidad...

Dipper movió los labios susurrando un "si" muy despacio solo para Bill, el mayor le sonrió para luego poner el improvisado anillo en el dedo del menor, ahora esa pequeña flor blanca adornada su mano. Se quedaron en silencio unos segundos hasta que una luz en el cielo los hizo girarse, la primera estrella fugaz había caído.

Bill pegó un salto avanzando hasta el telescopio, ajustó el lente y sonrió maravillado y orgulloso. Lo dejaría listo hasta que terminara la lluvia, no podía perderse la oportunidad de ver los residuos de asteroide en el cielo convenientemente despejado. Por ahora se sentaría junto a su niño a disfrutar de las estrellas. Dipper no pudo reprimir un jadeo de asombro al verlas caer, brillantes y veloces. Parecía que hubieran sido hechas solo para ellos dos.

-es lo más hermoso que he visto –dijo el castaño con la mirada fija en el cielo. Bill lo miraba con una sonrisa en los labios, repasando su perfil y cada pequeño detalle del rosto del menor.

"lo es..."

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tuve que desinstalar wattpad de mi celular y cuando lo abrí desde el computador me atacaron las notificaciones *w* han sido muy lindos conmigo y los fics, muchas gracias. espero que les sigan gustando y recuerden que siempre que quieran hacerme algún comentario o sugerencia pueden dejarlo en los comentarios o en un mensaje si no quieren que se vea... eso es todo. Los quiero mucho mucho muchooooooo <3 <3 y nos vemos en el próximo cap (creo que el martes)

bye.

Como Romeo y Julieta #PremiosBillDipحيث تعيش القصص. اكتشف الآن