17.

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Los ojos de Dipper lo escrutaban con impaciencia tratando de averiguar si el mayor hablaba en serio. ¿Escaparse? De todas las cosas absurdas y faltas de sentido común que Bill le había dicho hasta ahora aquella sin duda era la peor, aun en el peor de los momentos al castaño nunca se le pasó por la mente el escaparse de casa. La cabeza le daba vueltas, todo se estaba pareciendo cada vez más a una de las películas para chicas que veía Mabel.

-Bill. –comenzó pausadamente y tratando de no alterar aun más al mayor. –imaginemos por un momento que dentro de esa loca cabeza tuya hay una voz de sentido común, ¿crees que esto está bien? No podemos irnos así sin más.

-¿tienes alguna otra idea? –Dipper se mordió el labio cabizbajo, Bill tenía razón, se había pasado todo el día pensando y pensando y no había llegado a nada. –porque a mí no se me ocurre nada más.

-¿y qué haremos? ¿de qué vamos a vivir? ¡¿Dónde vamos a vivir?!

-mi familia tiene mucho dinero, no nos faltará nada. –el mayor lo tomó por los hombros pero sin poder verlo a los ojos, Dipper se mantenía perdido en sus propios pensamientos. –tenemos una casa a la venta en Ohio, nadie va a encontrarnos ahí. Será nuestro hogar Dipper...

Sus palabras resonaron en los oídos del castaño, no quería escucharlo más porque sabía que terminaría cediendo como siempre lo hacía, no es que tuviera los mejores argumentos, ni siquiera unos argumentos razonables o lógicos, pero había algo más allá en Bill que lograba convencerlo. Dipper se giró hacia la puerta, una gran maleta gris yacía medio abierta aun con los papeles de relleno en el interior, su tío Ford la había comprado especialmente para el viaje y debía de prepararla lo antes posible, su vuelo salía ese mismo domingo.

Cambridge, un océano de distancia, ¿Qué sería de él sin esos brazos sosteniéndolo tan tiernamente? Ya no podía ni quería imaginarse una vida lejos de Bill, no después de haber conocido a ese rubio que lo sacaba de sus casillas y del que se había enamorado. Sin poder compartir aquellos libros, sin sentir ese aliento chocándole en el cuello ni sus labios paseándose por todo su cuerpo, o algo tan simple como la sonrisa exagerada que le daba cada vez que lo veía. Bill siempre lo había mirado como si fuese lo más hermoso del mundo... Dipper había encontrado su hogar, en esos pequeños momentos, en las manos entrelazadas y las palabras susurradas al oído.

Bill se había convertido en su hogar, y no lo dejaría ir.

-¿Cuál es el plan? –dijo con un suspiro al levantar la mirada. Los ojos del mayor se abrieron como platos mientras le daba una de sus brillantes y extrañas sonrisas, esas que solo resaltaban aun más las pecas caramelo en sus mejillas. Tomó el rostro del castaño entre sus manos y lo besó, casi con desesperación. Dipper le correspondió sin poder evitar una pequeña sonrisa, pero lo detuvo tan pronto como escuchó el murmullo de pasos en la planta de abajo, tenían que pensar rápido o todo el escape se iría al carajo. –Bill, después habrá tiempo de sobra para eso... concéntrate.

-bien –le respondió sin quitar la sonrisa de los labios, iba a robarle otro beso pero Dipper lo separó poniéndole una mano en el pecho.

-el plan...

-oh si, el plan. Saldremos de aquí el sábado por la noche, vendré a buscarte cuando todos estén dormidos. Prepara tu maleta y cualquier otra cosa que tengas que llevar, sigue con tu semana como si nada y trata de no levantar sospechas. –Dipper asintió con la cabeza mirándolo serio. –saldremos de la ciudad por alguna ruta discreta y estaremos en Ohio cerca del amanecer.

-¿Qué le vas a decir a tu familia? –el rubio se encogió de hombros.

-nunca llegamos a ocupar esa casa. Papá se la compró a mi madre para su último aniversario, no contaba con que se divorciarían tres meses después.

-lo siento.

-da igual, después de todo nos será útil. –ya no lo sostenía por los brazos, sino que le había tomado las manos. –debe estar llena de polvo, con plantas por todas partes y tendremos que darle una mano de pintura.

-va a ser divertido. –dijo Dipper con las mejillas sonrojadas y desviando la mirada.

-va a ser perfecto. –volvieron a besarse, esta vez con calma y recorriendo sin prisas la boca contraria, después de todo e incluso en el peor de los momentos no desaparecía esa sensación electrizante cada vez que sus labios se juntaban, cálidos y dulces, como si hubieran nacido para encontrarse, ¿acaso no era así después de todo?

-ya es suficiente. –la voz de Ford en el pasillo los sobresaltó, se voltearon para ver al hombre apoyado en la puerta, decaído. –Dipper tiene mucho que hacer.

Bill se puso de pie y caminó hasta la puerta sin dejar de mirarlo con el ceño fruncido, le dio una última sonrisa al castaño que lo observaba desde la cama aun con los labios brillantes e hinchados. Ford y Bill salieron al pasillo y luego hasta la calle, Dipper no volvió a verlo en el resto del día.

~

Esa noche Dipper se la pasó desocupando cajones, empacando libros y separando las cosas que se llevaría, Bill le dijo que saldrían en una camioneta así que habría espacio suficiente para llevarse una buena cantidad de libros que simplemente no podía dejar atrás. Los sacaba de la estantería para ponerlos ordenadamente en cajas de cartón, algo monótono y casi automático hasta que llegó a su libro de obras de Shakespeare, se detuvo pasando los dedos por el lomo y con una sonrisita en los labios lo ojeó, solo sería un segundo.

Pasó las páginas hasta llegar a aquella obra que parecía que lo perseguía desde la llegada del rubio a su vida. "Romeo y Julieta". Seguramente el amor más ridículo e infantil de la historia, ¿Por qué algo tan simple como un par de adolescentes enamorados lograba capturarnos de tal manera? Tal vez nadie sabría nunca la respuesta, básicamente porque nadie quería saberla. Por qué poner en palabras un sentimiento tan profundo, por una vez en su vida el castaño dejaría de pensar en el amor para dedicarse a disfrutar vivirlo.

Guardó el libro por separado, lo llevaría consigo en el auto, seguramente a Bill le gustaría escucharlo leer en el camino. De pronto unos golpes en la puerta lo sacaron de su labor, se giró para quedar mirando a Mabel, que entraba con los hombros caídos y una mueca en el rostro muy extraña en ella. - ¿vas a extrañarme Mab?

La castaña abrió la boca para responder, pero nada salió de sus labios más que una exhalación, terminó por sentarse en la cama cabizbaja mientras jugaba con uno de sus mechones de cabello. –no te veré en mucho tiempo. –le dijo por fin.

-solo serán dos años, no estaré en Cambridge por el resto de la vida.

-no irás a Cambridge Dipper. –dijo con un hilo de voz. –te irás con Bill y no volverás. –Dipper se detuvo por completo, se había quedado estático y sin saber que decir. Al parecer su plan no era tan secreto como pensaba.

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Perdón por no actualizar ayer :(( iba a hacerlo en la noche ¡pero tenía demasiado sueño! pero buenas noticias, como es fin de semana largo habrá otro capitulo el domingo :D ¿que les pareció? ¿que creen que hará Mabel? ¿creen que Dipper empacó su pijama de los Power Rangers? 

El fic ha tenido una recepción maravillosa y no saben lo muy muy agradecida que estoy UwU los amo y espero verlos en el próximo capítulo. bye bye <3

Como Romeo y Julieta #PremiosBillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora