☁︎ s ᴀ s ᴏ ʀ ɪ ☁︎

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Tanto como al arte.
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ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ

(T/N) SE LEVANTÓ POR TERCERA VEZ DE LA CAMA EN LO QUE LLEVABA DE LA NOCHE, eran las tres de la mañana y el aún no llegaba, seguro que estaba en su taller de marionetas, joder que podía apostarlo, Chiyo y él compartían ese raro gusto de pasar horas y horas con sus marionetas.

Esta tarde habían discutido por lo mismo, hoy después de muchos meses de trabajo sin descanso alguno nos dieron el día libre así que decidí que salieramos a una cita, lo había planeado por meses. Y salimo, oh claro que salimos, a comprar herramientas para sus marionetas.

Lo quiero y mucho, de eso no me cabe la menor duda de lo contrario nunca podría haber estado a su lado con el mal genio que le caracteriza y su afecto casi nulo, tenía claro que si el tuviera que pasar tiempo con alguien esas eran sus malditas tablas y el taller en el que era fan de encerrarse por horas e incluso días.

Cuando iniciamos la relación él había dejado claro que no todo sería de lo más lindo, y claro que acepte. Desde que nos conocimos en la academia supe que éramos como el agua y el aceite tratando de mezclarse, Chiyo misma lo advirtió cuando decidimos vivir juntos. Todos amaban recalcar lo opuestos que somos, el siempre tan callado y serio, yo siempre fui la revoltosa del salón, rompiendo toda regla que imponían.

Nunca me gustó que trataran de mandarme o prohibirle cosas, menos en lo que debería o no hacer, me dijeron que no me enamorara de Sasori y caí enamorada hace tres veranos

Peleas como esta suelen suceder con regularidad, en esta ocasión luego de pensármelo bastante, llegué a la conclusión de que tuve gran parte de la culpa, quizá y no debi lanzarlo al barranco. Al final del día termine hablando de mi gran enojo con mi hermanita, Meli a pesar de tener tres años me escucha y comprende, o bien solo finge hacerlo para que le compre los caramelos de menta.

Me levanté de la cama arrastrando los pies y fui a su guarida, durante el trayecto ensaye las palabras que debería decir en disculpa, titubee un poco antes la idea de entrar sin avisar como siempre, no quería más problemas con el así que con la mayor molestia del mundo toque la puerta sin esperar más nada y entré.

Y ahí estaba él, dándole vida a su 'arte', ó sus muñecas de madera como suelo llamarlas, su cabellera apenas iluminada por la lámpara de la mesa era lo que más resaltaba en la habitación. Lo que sea que estuviera haciendo con esa rama se detuvo cuando entré de sopetón.

—Ey, Sasori. — mi voz sonó más escandalosa de lo que hubiera querido, bah, nunca tuve la voz de terciopelo a si que ni para que me esfuerzo.

Él me miró de arriba hacia abajo y continuó con lo suyo, casi creí que iba a ignorarme.

—¿que haces aquí?, deberías estar dormida.— rodé los ojos guardando para mi la infantil contestación ante su reprendida ¿Qui hicis iquí? Dibiriis istir istir dirmidi

— No podía dormir, ehm siento haberte interrumpido, — me miró de nuevo con una ceja elevada en signo de incredulidad, el maldito me conoce muy bien.—bueno, ya, no lamento haberte interrumpido.

Su rostro volvió a como acostumbraba, sin expresión. Sabía que el no diría más así que recogiendo mi maldito orgullo del suelo aprieto los puños aguantando no tirarle lo más cercano a mi, en este caso a Cuervo —Nos vemos mañana.—Solté de mala gana entre dientes.

Cuando quise avanzar para irme no pude, algo o más bien alguien me lo impidió, el y sus putos hilos.

Sasori me había retenido con sus hilos de chakra.

Akatsuki ❁ OneShots  Lemon❁Where stories live. Discover now