Capitulo V

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— Buenas tardes.

Subir las escaleras para poder entrar al avión, por lo visto Dereck no había venido. «Muy bien Dereck, muy bien hecho»

Sentí un gran alivio cuando me avisaron en el aeropuerto que el avión ya había aterrizado. Tenía miedo a que Allen viniera por mí o que hiciera algo peor de lo que había visto en la oficina. Pero era imposible que se enterara, no es como si me tuviera vigilada las 24 horas del día ¿Pero un acosador si puede hacer eso? ¿Cierto? Dejando eso de lado, todo lo que había previsto pasó sin mayor problema, tenía que escapar de este país.

Me detuve a mitad del camino de las gradas.

— ¿Ha venido el señor? — pregunté al piloto, estaba en la pista de aterrizaje.

— Entre, señorita. —Sonrió.

«Maldito Dereck, lo iba a castrar por dejarme así» Deje mi bolso en un asiento. El interior estaba vacío y el color crema de los 4 asientos de cuero hacía juego con todo a su alrededor. Quería ir a dormir a la habitación que este tenía, pero me vi interrumpida por una azafata.

— Buenas tardes, señorita. ¿Quiere que le traiga algo de beber o comer? — preguntó sonriendo.

Y yo tenía ganas de partirle esa sonrisa del rostro, porque era guapa ¡Joder que sí lo era!, me daba cólera y no eran celos, claro que no. Dereck, siempre ha tenido a mujeres muy guapas a sus servicios y eso provoca asco hacia mi persona.

— No gracias, avíseme cuando vayamos a aterrizar — respondí indiferente —. Voy a descansar.

Camine hacia la habitación. Abrí las puertas, y la imagen que estaba sobre la cama me hizo sonreír como nunca.

— ¿Vas a saludarme o te quedaras con esa sonrisa toda la tarde? — preguntó en un tono que claramente denotaba su fastidio.

Estaba recostado en la cama con los brazos cruzados sobre su cabeza, el cabello lo llevaba despeinado y vestía de una forma épica... pijama ¡Si señores, en pijama! Sin duda alguna mi amenaza la tomó en serio, y eso era lo mejor, tenía el control sobre él. No como con Allen, lo cual era al revés.

Que empiece la venganza.

— Buenas tardes, cariño — dije sonriendo. Camine hacia su dirección de forma coqueta, su mirada brilló ante mis palabras. Yo no era así de cariñosa con él.

— Aneile — susurró cuando estuve a unos milímetros de su rostro. — ¿Qué estás haciendo?

— ¿Yo? — Fingí inocencia, sonreí — ¿A caso no puedo saludar a mi prometido como es debido? Tú no me saludaste bien al entrar, entonces yo haré bien las cosas.

Me acerqué más a su rostro, sentí su respiración agitada. Cerró los ojos, dejó salir un suspiro. Le di un beso en la nariz mientras pegaba un brinco hacia atrás, su rostro se tornó serio.

— ¿Por qué me haces esto? — elevo un poco la voz. Estaba molesto, ¿pero a quien carajos le importaba? A mí, sinceramente no. — Vas a besarme y luego no lo haces. Eso no es justo Aneile. ¿Sabes cuánto deseo probar tus labios? ¿Cuánto anhelo besarte y tocarte? ¡Claro que no! — Se colocó de pie, empuño las manos — Tú no sabes cuánto me contengo, porque si lo hago es seguro que reciba un buen golpe junto con un insulto que incluya la descripción de mi muerte.

Se llevó las manos a las cien, las masajeo con frustración

— Lo hago, porque me da la gana. Así como tú te acuestas con cuanta mujer se te cruce en el camino. — Su rostro se puso pálido, abrió los ojos ante la sorpresa — Por favor, Dereck. No soy tan idiota, ayer estabas pensando ¡Já! Si, y yo como gusanos porque me gustan. — Fue mi turno de gritar — ¡VUELVES EN TU JODIDA VIDA A VERME LA CARA DE BOBA, Y JURO QUE TE DEJÓ SIN DESCENDENCIA! ¡A MI ME RESPETAS, DERECK!

Idiota asesino |EditandoWhere stories live. Discover now