Capitulo 4

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Si, por fin vengo :v – la inspiración esta mas muerta que mis ganas de estar TnT – pero bueno, intentare darle al menos algo decente y bastante monito. En especial monito, porque este fic – al menos hasta este capítulo- está lleno de ternura y cosas bonitas – espero que les guste.






— ¡Baja de ese árbol de una buena vez!— el rostro de Dipper era una mezcla de miedo y enojo que hacían reír a Bill de una manera extraña para el chico mitad ciervo— Te vas hacer daño— trataba de hacerle razonar pero al ver como el rubio escalaba otra rama solo gruño frustrado.

—No me pasara nada— negó tratando de llegar lo más alto. Para ser un niño que ya cumplía sus diez años era bastante ágil.

Su vida en el bosque era buena y no podía quejarse de nada. Claro, tenía que buscar su propia comida y también era bastante cansado cuidar de la cabaña, pero era mejor que morir de hambre como estaba hacía dos años. Además podía salir en ocasiones con Dipper a explorar el amplio bosque. Aunque a veces se pusiera algo paranoico cuando se ponía a escalar árboles.

—Por favor Bill, hazme caso— pedía Dipper, para ver como en la rama que estaba encima el humano empezada quebrarse— ¡Bill!— exclamo asustado cuando el rubio cayo.

Bill no pudo hacer nada para evitar su caída y aunque pudo impactarse contra el suelo y hacerse una herida de gravedad termino abajo del ciervo que había llegado a tiempo aunque este no soporto mucho el impacto y si cayo aunque sin lastimarse tanto.

— ¿Dipper?— pregunto el pequeño humano— ¿estás bien?

—Pesado...

— ¿Qué?— arqueo una ceja, pues no había entendido demasiado lo que decía.

—Estas pesado, bájate— susurro a lo que Bill hizo caso con el ceño fruncido y los brazos cruzados — ¿Por qué te enojas?

—Yo no estoy pesado...— desvió la mirada— gracias— susurro apenas. En los dos años viviendo juntos Dipper conocía la terquedad de Bill. Verlo agradecer, aunque sea de esa manera, era algo muy difícil, pero lo agradecía en parte.

—No lo decía de mala manera— trato de pararse, pero el dolor en sus patas traseras le obligaron sentarse— oh no— susurro. Se había lastimado.

— ¿Necesitas una mano?— se acercó viéndole un poco culpable.

—Estoy bien...solo necesito descansar un poco.

—Aja— soltó para ponerse a su lado— ven, te ayudare, soy fuerte— aseguro y Dipper no tuvo otra más que aceptar su ayuda, apoyándose en él para empezar andar los dos hacia la cabaña— oye, yo lo siento, debí escucharte.

—No pasa nada— negó — pero si deberías hacerme caso, además soy mayor que tu— alardeo haciendo que el rubio se enojara o eso se veía por el puchero que estaba formando.

—Claro que no— negó— además el pequeño eres tú, ni siquiera te salen tus cuernos— señalo algo que el castaño solo enrojeciera entre vergüenza e ira. Era verdad que ya era hora de que le salieran sus astas, pero por ahora ni siquiera hacían acto de presencia— ¿o es que no eres macho?— se burló recibiendo un pequeño empujón— solo bromeo— rio divertido viendo la cabaña cerca. En la entrada estaba Stan, aquella gárgola de tan mal humor, o al menos así lo veían Bill y Dipper. Al parecer lo estaban esperando, pero solo esa suposiciones.

— ¿Dónde habían estado ustedes dos?— pregunto. Parecía que los estaría buscando.

—Jugando— explico primero Bill — pero Dipper es un imprudente y se lastimo, pero yo lo estoy ayudando— dijo orgulloso. Era obvio que el mayor no le creía absolutamente nada.

—Como sea, será mejor que se metan a la casa. Incluso Mabel no se tardó tanto como ustedes.

— ¿Pasa algo tío Stan?— pregunto extrañado Dipper.

—Cazadores— dijo llamando la atención de los dos infantes— entren y no salgan— les abrió la puerta. No daría más explicaciones y eso quedaba muy bien en claro. Entraron con muchas dudas y aunque Dipper estaba algo asustado por esos seres humanos tan crueles que asesinaban sin piedad Bill era otra cosa. Él quería verlos.

...

—Bill, deberías hacerme caso y dejar de ver la ventana— reprocho Dipper.

—No entiendes, quiero verlos, no he visto a ninguno como yo desde hace tiempo— alego mientras no dejaba de ver por la ventana.

—Ellos no son como tú— dijo mirándole enojado.

—Claro que sí, tienen dos piernas y dos brazos— empezaba a decía Bill con la ingenuidad de un pequeño de su edad.

—Pero tú no eres malo como ellos, los cazadores...ellos son peligrosos—susurro. Su voz se tornó apagada.

— ¿Tú conoces a un cazador para decir algo así?— reprocho para ver directamente al castaño. En su vida había escuchado un par de veces de los cazadores. Por lo general eran muy respetados. La gente respetada no podía ser mala.

—Yo no pero mis tíos si— dijo para bajar la mirada— ellos mataron a mis padres— susurro recordando que la última vez que habían visto a sus padres— es obvio que son malos Bill, te pueden hacer daño.

—No es verdad, además tal vez murieron por otra cosa, yo que sé.

—No seas terco.

—También quiero ver a otro ser humano, no me gusta ser el único del bosque...— tercio molesto— todos me ven raro porque no soy como ustedes, yo no le agrado a muchos.

—Porque eres un terco y un necio— dijo obstinado y bastante enojado ¿Por qué no le creía? Ahora estaba bastante cabreado.

— ¿Entonces tienen razón?

—Exacto, no encajas— dijo aunque no pudo decir nada cuando Bill echo a correr a la puerta— Bill, ven aquí.

—Tu dijiste que no encajaba, entonces me iré— abrió la puerta— me iré en donde no encajo— corrió hacia el bosque. Dipper le quiso seguir pero el dolor en sus patas le dolía bastante. Se le pasaría, pensó tratando de calmarse y darse cuenta lo que dijo. Temía que le harían daño en el fondo.

...

Bill caminaba en el bosque mientras pateaba algunas piedra o rama ¿Qué le pasaba? ¿Era verdad que no pertenecía a ese bosque? Suspiro cansado para ver hacia adelanto. Su mente se congelo cuando vio a dos hombre vestidos de pieles que sostenían arcos. Instintivamente retrocedió cuando vio que atrás de uno de ellos estaba el cadáver un zorro.

— ¿Qué hace un pequeño niño en un bosque tan terrible?— pregunto uno. Era alto y vestía completamente de negro. Sus ojos oscuros  le asustaron.

—Yo...me perdí. Estoy solo— respondió apenas. Era verdad, estaba solo, vivió en una mentira.

— ¿Crees que deberíamos llevarlo con nosotros?— pregunto a su colega que solo asintió para llevarse a su presa— ven con nosotros, chico, muchos dicen que aquí hay criaturas peligrosas.

Bill no dudo en seguirlos.

Continuara.

Bien bien bien por fin llego, espero que sea de su agrado. Chao nwn


En el bosqueWhere stories live. Discover now