CAPÍTULO 1

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Había transcurrido uno de los meses más largos y tortuosos de toda su vida, y aún no terminaba de comprender cómo lo había sobrellevado. Las noches se habían sentido tan frías y solitarias, y los días habían sido largos y tediosos.

Seung Hyun había puesto su alma en aquellos correos. Se había abierto completamente a un extraño, uno que paulatinamente se había convertido en alguien importante. Cho Young Hwan había ganado espacio en su vida sin siquiera pretenderlo, y él no había podido remediarlo.

Esa tarde, luego de abandonar la oficina, había tomado su auto y había conducido a máxima velocidad hasta el aeropuerto. Para su suerte, el tráfico parecía estar a su favor. Las calles estaban despejadas, por lo que apenas y le tomó una hora llegar a su destino. Frente a él, el aeropuerto se alzaba imponente mientras el estridente ruido se escuchaba de fondo. Apenas y aparcó en el estacionamiento antes de salir disparado hacia el interior del lugar, encontrándose con el habitual gentío caminando de un lado a otro.

Apresurándose hasta la zona de informes, esquivó a unas cuantas personas hasta llegar al amplio mostrador y mirar a los ojos a una joven mujer de ojos verdes.

—Disculpe, señorita...—le llamó agitado, notando cómo la joven le dedicaba una sonrisa nerviosa.

—¿En qué puedo ayudarlo?

—El vuelo que viene de Tokio, ¿Ya ha arribado?

—Sí. El vuelo llegó hace diez minutos, y todos los pasajeros han salido ya del avión. — explicó ella mientras le dedicaba otra amable sonrisa.

Agradeciendo amablemente, se alejó del mostrador ante la desaprobatoria mirada de las personas que habían estado haciendo fila cuando él se apresuró a pedir informes.

La ansiedad comenzaba a mermar su control. Mirando a su alrededor como si fuese una especie de demente, atrajo la atención de unos cuantos personajes.

Sin perder detalle de su entorno, caminó lentamente hacia las bancas en el centro del lugar, esperando impaciente a que alguien le diera indicios de conocerle. Pasados quince minutos, su ansiedad ganó la batalla, y alzándose de su sitio, se apresuró nuevamente hasta aquella señorita, escuchando a sus espaldas los gritos de reclamo de las personas que esperaban en fila.

—¿Puedo hacer algo más por usted?— inquirió un tanto irritada.

—De hecho, sí. —sonrió— ¿Podría decirme si Cho Young Hwan está en la lista de pasajeros que llegaron desde Tokio?

—Lo lamento, pero no puedo proporcionarle esa información. Es clasificado.

—Por favor...—insistió— Lo que pasa es que no lo encuentro y estoy seguro de que él dijo que vendría.

—Le repito que no puedo darle esa información. — sonrió forzadamente.

—Pero usted no lo entiende, yo...— parando a media frase, giró la cabeza hacia un costado al escuchar una melodiosa voz. Un hombrecillo delgado parecía pedir informes con la señorita de la siguiente ventanilla.

—¿Podría llamar a un transporte por mí? He salido y no he podido encontrar ningún vehículo que pueda llevarme.

—Por supuesto, señor. ¿Podría darme su nombre?

—Claro. Cho Young Hwan...—murmuró con una pequeña sonrisa, consiguiendo que la joven que lo atendía le imitara.

—¿Young Hwan? — Seung Hyun le llamó suavemente, consiguiendo que el aludido se girara para mirarle con curiosidad— ¡Eres tú! — chilló alegremente— Soy Seung Hyun...— murmuró— Soy yo.

DRAGÓN DE DOBLE CARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora