CAPÍTULO 5

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Desde la llegada del invitado Cho, ningún integrante de la buena familia Choi había dicho nada en absoluto. Para nadie era un secreto el afecto que sentía el cabecilla de la familia, Seung Hyun, por aquel peculiar muchacho, así como tampoco ignoraban el hecho de que el primero pensaba llevar las cosas hasta el final.

Para el total gozo y beneficio de Seung Hyun, los negocios familiares iban viento en popa, dándole así el suficiente tiempo para pasar al lado de su dulce invitado. Y por su parte, el rubio parecía haber aceptado finalmente que el estar al lado del mayor, y ambicionar todo lo que le había sido prometido, conllevaba acostumbrarse a la cercanía del mayor y a sus muestras de genuino afecto.

Ya hacían algunas semanas desde que se le había informado a Ji Yong sobre los papeles que debería hacer que el mayor firmara, los cuales les otorgarían al par de primos, el poder absoluto sobre los bienes materiales que poseía la familia, para disponer de ellos abiertamente.

Esa noche de sábado, ambos yacían cómodamente en la habitación de Seung Hyun, viendo una película. Descansando de espaldas hacia el pelinegro, Ji Yong podía sentir los fuertes brazos del otro rodeándole afectuosamente mientras gentiles y esporádicas caricias le eran proporcionadas. Parecía que ambos disfrutaban de aquella situación a cierto grado.

Mirando fijamente la pantalla, el rubio se llenó la boca de palomitas antes de sentir cómo la amplia palma del mayor acuñaba su pierna y se movía con disimulo hacia el interior de su muslo. Carraspeando con cierta incomodidad, se removió sin querer levantar sospechas antes de sentir cómo la mejilla con espolvoreada barba le hacía cosquillas en el cuello.

—Cariño...— el apodo parece llegar de ningún sitio mientras comienza a sentir como los suaves y esponjosos labios se ciñen alrededor de su lóbulo y descienden lentamente, acariciando y besando con fervor. Y entonces, apenas los suficientes latidos de corazón después, las amplías y frías manos se escabulleron bajo su camisa, delineando su estrecha cintura y deleitándose con la suavidad de su piel.

—¿Seung Hyun? — el pánico traslucía en su voz.

—No sabes cuánto tiempo he esperado por tenerte entre mis brazos, verdaderamente entre mis brazos. —admitió.

—No, Hyunnie, por favor...— imploró mientras sentía los dedos del mayor ascendiendo bajo su camisa, acariciando sin decoro sus redondos pezones.

Sin siquiera escucharle, Seung Hyun logró tenerlo bajo su cuerpo apenas el suficiente tiempo después. Colocando una de sus piernas entre los muslos del joven, sonrió anticipadamente mientras se inclinaba y tomaba con ansia los delgados labios color cereza. Lamiendo con insistencia y verdadera necesidad, encontró la escondida pasión del rubio, quién pareció perder la cordura al corresponder sin rechistar. Batiendo su lengua contra la del menor, Seung Hyun gimió desde lo profundo del pecho mientras sentía los largos dedos del otro enredarse entre su corto cabello azabache, y las cortas uñas enterrándose en su cuero cabelludo.

Largos minutos pasaron antes de que la recia pasión se viera disminuida, dejando como única prueba la hinchazón de sus labios y el ardor en los pulmones al sofocar sus respiraciones. Sonriendo con disimulo, Seung Hyun apreció el hecho de que el joven se relamió sus propios labios mientras intentaba regular su respiración.

—Te amo, Seung Hyun...— recitó el más joven, notando cómo un deje de duda teñía la mirada marrón.

—¿Pero? — jadeó.

—Jamás he estado con alguien más.— pronunció la vil mentira, sintiendo la amargura en la boca antes de apartar la mirada— Deseo estar contigo, pero tengo miedo de tantas cosas.— logró que sus ojos se empañaran— ¿Y si no soy suficiente? ¿Y si no te complazco? ¿Y si decides dejarme?

DRAGÓN DE DOBLE CARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora