CAPÍTULO 19

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Cuando Seung Hyun despertó esa mañana, lo primero que vio fue la difusa sombra de un alto hombre encargándose de retirar las cortinas y sostenerlas con fuertes cordones, mientras que él apartaba los pesados edredones y se sentaba al borde de la cama, sintiendo el frío suelo contra las plantas de los pies, contrarrestando así el calor que el satín le daba al resto de su cuerpo.

Enfocando la mirada, reconoció al hombre de mediana edad que fungía como mayordomo de su abuelo, mientras éste se desplazaba confiadamente a su alrededor. Recuperaba las prendas sucias, ordenaba y preparaba el baño para él. El ritual ya era tan habitual para el hombre, después de hacerlo durante el último par de semanas, que ya no se sorprendía cada vez que encontraba botellas de licor medio vacías tiradas en el piso.

Se relamió los labios y se encontró a sí mismo frunciendo el ceño, asqueado ante el sabor amargo en su boca. Aún en ese momento, pudo saborear los residuos del licor con el que se había embriagado hasta perder la consciencia.

El sonido de los goznes de la puerta apenas y le hizo volver la mirada sobre el hombro, observando cómo la alta y robusta figura de Yang Hyun Suk se hacía presente, cargando la atmosfera de seriedad y reproche.

—Retírate Chan Hyuk.— ordenó el más joven en medio de un gruñido. Con un simple asentimiento, el aludido se escabulló de la alcoba, cerrando la puerta tras de sí.

—¿A esto vas a dedicarte de ahora en adelante?— reclamó— ¿Acabarás con la colección de licores?

—¿Por qué debería importarte lo que haga?— forzó una sonrisa— ¿Por qué no terminas de salir de mi vida? Ya estoy aquí, como Joon Suk lo quería, ya no hay necesidad de que seas mi sombra.

—¿Eso es lo que quieres?

—No necesito a más personas mintiéndome, y controlando mi vida.— chaqueó la lengua— Me parece que mi abuelo es lo suficientemente bueno en eso.

—Si así lo deseas...— murmuró volviéndose hacia la puerta, sintiendo los ojos escociendo— Seung Hyun tan sólo quiero que sepas que, jamás mentí cuando dije que eres como un hijo para mí.

—Lárgate....— gruñó con rabia.

Con lentos y meticulosos movimientos, Seung Hyun terminó por abotonar la fina camisa de vestir para instantes después, colocarse las costosas mancuernillas que habían sido dejadas en uno de los cajones de su cómoda, junto con otras piezas de fina joyería.

Relamiéndose los labios, observó a través del espejo la estricta silueta de su abuelo, quien para ser un hombre mayor, conservaba una postura digna y una presencia imponente.

El anciano le había dejado claro sus planes con respecto a la familia. Les restregaría su insolencia, y se encargaría de recordarles a cada uno, que lo que ambicionaban los había empujado al borde del acantilado.

Abandonando la estéril alcoba, el viejo Joon Suk caminó hasta la planta baja, a su estudio, en donde encontró dentro a su viejo sirviente y amigo, Yang. El hombre parecía abatido, y no iba a culparlo, ni siquiera llegaba a importarle.

Rodeando el amplio escritorio, tomó su lugar y se cruzó de brazos, esperando cualquier queja por parte del hombre. Había descubierto durante los últimos años que Hyun Suk podía llegar a ser extremadamente moralista, y que la culpa por sus acciones podía llegar a ser asfixiante para él.

—¿De verdad quieres que se convierta en eso?— exigió— Un hombre resentido e infeliz. ¿Qué hay de todo ese cariño que decías tenerle?

—Él ha tomado sus decisiones. Y si ahora se está comportando así, es precisamente porque él lo decidió.

DRAGÓN DE DOBLE CARAWhere stories live. Discover now