CAPÍTULO 14

499 74 11
                                    

A veces el amor dura, pero otras en cambio duele.

Recargándose contra la dura y fría puerta de madera, se permitió cerrar los ojos mientras a sus oídos llegaba el amargo murmullo de los sollozos provenientes de la habitación a sus espaldas, los cuales parecían aumentar gradualmente mientras él se obligaba a sí mismo a contener las lágrimas que picaban tras sus ojos, y a soportar el asfixiante dolor que atacaba su pecho, el cual apenas y le permitía respirar. Mordiendo fuertemente su labio inferior, se dejó caer al piso, recargándose contra el duro roble mientras los recuerdos de aquella noche y todas las demás venían a su memoria como fuertes martillazos que conseguían amedrentar su corazón.

Respirando profundamente, se obligó a abrir los ojos mientras escuchaba un fuerte escandalo al final del pasillo, así como su nombre pronunciado en un fuerte gruñido colérico.

Andando a paso lento, consiguió llegar hasta la amplia sala de estar, en donde se encontraban reunidos la mayoría de los integrantes de la familia, quienes blasfemaban abiertamente mientras rodeaban a aquel alto hombre de cabellera castaña. Deteniéndose frente la escena, consiguió que las acusatorias miradas se posaran sobre él.

—¿Qué sucede?— murmuró quedamente.

Chirriando los dientes, una esbelta y alta mujer de cabellera negra salió de entre los demás miembros de la familia. Vistiendo un costoso vestido de alta costura en color tinto y unos altos zapatos en negro, la mujer se acercó lentamente, consiguiendo que con cada paso la aguja del tacón se impactase contra la dura madera. Con los labios rojos unidos en una dura línea recta y grandes ojos empañados gracias a un contenido llanto fiero, demostraba una clara deformación de sus bellos y conservados rasgos gracias a la rabia.

Fue apenas un suave murmullo lo que se desprendió de los labios del alto pelinegro instantes antes de que la pequeña mano de largos y delicados dedos impactara fuertemente contra su mejilla, dejando los cinco dígitos marcados sobre la apiñonada piel, además de finas líneas de las cuales brotaron suaves hilos de sangre.

El fuerte impacto consiguió acallar los murmullos a las espaldas de aquella mujer, mientras cristalinas lágrimas brotaban sin consideración.

Los latidos del corazón más joven se agitaron mientras su dueño se atrevía a volver el rostro, encontrándose con la inestable mirada marrón de su progenitora, quien le observaba directamente, sin titubear ni dar tregua. Sorbiendo la nariz, murmuró un quedo lo siento, escuchando enseguida un grotesco bufido desprendiéndose de sus labios.

—¿Qué estabas pensando?— gruñó quedamente— ¿Qué hiciste?— exigió.

—Lo lamento...

—¿Lo lamentas?— sonrió falsamente— Por supuesto que lo lamentas. ¿Cómo pudiste ser tan estúpido?— gritó— ¿Cómo fuiste tan idiota como para creer en las palabras de un maldito mocoso? Tan sólo te dijo que te quería y tú dejaste de pensar.

—¡Creí en él!— chilló— Tan solo quería a alguien distinto.— murmuró mientras una espesa lágrima corría a lo largo de su mejilla— ¿Acaso es algo tan malo?— su voz se rompió conforme los segundos pasaban y sentía las pesadas y acusatorias miradas a su alrededor. Cubriendo su rostro con ambas palmas apenas unos segundos para luego unirlas frente a su rostro, sorbió la nariz.

—Deja de ser estúpido, Seung Hyun.— chilló— ¿Crees que alguien podría acercársete por amor? ¡Tan sólo mírate! ¡Todo lo que ven en ti es a un hombre imbécil con los bolsillos llenos!

—Tan sólo quería a alguien a mi lado...— razonó mientras buscaba desesperadamente en la mirada de su madre siquiera un indicio de comprensión.

DRAGÓN DE DOBLE CARAWhere stories live. Discover now