Dos

2.9K 198 49
                                    

GRUPO DE FACEBOOK: Bookers: Lectorxs de iQueBooks

Habían pasado dos semanas, la mitad de un mes y un sexto de tres meses

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Habían pasado dos semanas, la mitad de un mes y un sexto de tres meses. Me iba acoplando poco a poco a esta nueva escuela, en donde todos eran amigos en épocas de exámenes, y enemigos a la hora de apartar la cancha para practicar algún deporte.

Hice amigos... Demasiados de los que alguna vez tuve. La escuela no representaba algún reto para mí, siempre y cuando no me tuviera que levantar tan temprano (cosa que sucedía los lunes y jueves).

Todos los días llegaba de la escuela con la esperanza de ver que mi madre me esperaba en la mesa con un plato bien servido de su deliciosa comida y no con un paquete de comida pre-cocida lista para meterla al microondas. Entendía que su trabajo era arduo, ¡pero vamos! ¿Ni siquiera podía poner a coser pollo?

Hoy era martes, y entraba a las nueve de la mañana a la preparatoria. Después de desayunar y lavarme los dientes, me puse el pants azul oscuro de la escuela, y una blusa sport color blanca. Sabía que haría deportes, así que me sujete todo mi ondulado y largo cabello castaño en una coleta.

Este era el día en donde veía a Gabriel correr por toda la cancha para ejercitarse, y después me enseñaría por fin a jugar al tenis.

Ya habíamos tenido las cinco clases correspondientes antes del receso. Esta vez Amanda y Carolina habían decidido que no estaríamos con los demás. Había un momento en donde estar rodeadas por demasiados chicos se volvía atosigador. Fuimos al sanitario, en donde nadie podía descubrirnos fumando cigarrillos.

Si alguien me hubiera dicho alguna vez que mi vida se marchitaría en cuanto llegara a esta ciudad no le hubiera creído nada. Mi vida ya no consistía en las preocupaciones de entregar los trabajos a tiempo, sino en que mi madre nunca detectara el olor a cigarro en la ropa. Platicábamos de las primeras clases que nos había tocado, de cuán estúpidos eran algunos chicos y profesores que te hacían odiarlos.

El sonido de la campana nos avisaba que el receso había terminado. Me tocaba dos horas de deportes, en donde no estaba con Amanda ni Carolina. Lo bueno de ello era que no estaba completamente sola. Estaría con Erick, uno de los chicos de mi nuevo grupo de amigos. Era raro, porque a pesar de no conocerlo tan bien, sabía que le podía confiar cualquier cosa.

El grupo de Gabriel salió en cuanto nosotros acabamos con nuestro calentamiento. Ahora era turno del siguiente grupo, en lo que nosotros practicábamos baloncesto. Y es que, a pesar de querer estar activa jugando en la cancha, no quería. Erick y yo nos fuimos a las gradas que se situaban enfrente de la cancha.

Vimos a Gabriel lucirse, corriendo lo más rápido que podía, dejando atrás a todos sus compañeros. Una, dos, tres, cuatro vueltas y no se cansaba. Nos saludó desde el otro extremo de la cancha, esperándonos para ir con él a jugar.

-Pensé qué serías pésima jugando tennis.

Lo miré sorprendida. A pesar de hablar mucho por las tardes por mensajes de texto, nunca me habría esperado que tuviera la suficiente confianza para decirme la triste realidad en la que me ven como la chica anti-deportes.

COLORS [EN FÍSICO]Where stories live. Discover now