Siete

952 119 31
                                    

Grupo de facebook "Bookers: Lectorxs de iQueBooks"  

Grupo de facebook "Bookers: Lectorxs de iQueBooks"  

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Lo había intentado todo. Y la verdad no encontraba una manera más rápida para acabar con todo esto que diciéndole a mi madre lo que pasaba, que entendiera y que nos fuéramos a otra ciudad... Sé que eso nunca pasaría por lo de su trabajo, pero tal vez y con un poco de suerte, ella me buscaría otra escuela, dejaría de pagar el club y se olvidaría de Daniel...

¡Ay maldición! ¡A quién engaño! Mi madre no quiere irse de aquí por él. Ahora mi problema era Daniel, quien aparecía y desaparecía de mi mente una y otra vez.

Si mi yo de ocho años viera como sería su futuro se espantaría, patearía y pediría que esa no fuera su vida. ¿Dónde habían quedado mis valores? Es decir, para el amor no hay edades, ¿cierto? Aunque... ¡YA LO SÉ! Sé que excusarme en esa frase no me hace mejor persona, incluso me hace ser peor de lo que soy, porque esa frase quiere en verdad decir que tú puedes enamorarte a la edad que sea, y no que yo pueda salir con alguien mucho mayor que yo.

Ya habían pasado dos semanas desde lo de mi cumpleaños, y Gabriel en cuanto se enteró que mi madre me había regalado una cámara instantánea antigua, fue tan gentil en regalarme un álbum para que colocara las maravillosas fotos que sacara.


— ¡Ya quiero ver la primera foto que pongas en el álbum! —mencionó Gabriel, con entusiasmo a la par en la que terminaba de hacer su trabajo.

— Creo que mejor me enfocaré en hacer las fotos del trabajo que tenemos que entregar en dos semanas... Y esas tienen que salir bien, sino me mataran tus amigos...

— No lo creo... Bueno, se enojarán un poco pero no será para odiarte el resto de sus vidas.

Miré hacia la derecha, en donde se encontraban más parejas haciendo un resumen de la radiodifusión en el país. Había una chica que siempre se me quedaba viendo enojada, pero a la vez con diversión... Algo así como cuando te imaginas que estás apuñalando a alguien que te cae mal.

— Considero que Mishel será la única que tomará esa excusa para por fin clavarme una pluma en el ojo...

— ¿Qué? ¿Mishel? ¿De qué hablas? Es una chica linda —Gabriel se quedó engarrotado, y después volteó a verme—. Es decir, es muy amable...

—Sólo contigo, y a decir verdad es porque le gustas... —me quedé unos segundos pensando, y antes de que pudiera detener la lengua ya había dicho—: Deberías invitarla a salir.

— ¡No! De ninguna manera... Con la única persona que quisiera salir —me volteó a ver— algún día sería contigo.

— Entonces no hay posibilidad de que tu pareja para el baile sea Mishel, ¿a qué no?

— De ninguna manera —negó con la cabeza. Había dejado la pluma a un lado, y sus brazos se cruzaron—. El baile es en un mes, y a lo que me has dicho del trabajo de tu mamá, dudo que se vayan antes de los cuatro meses... Así que... ¿Te paso a recoger a las siete de la noche?

Me había paralizado, no sabía que decir ¿Un sí tal vez?

Ya habían pasado más de diez segundos y todavía no sabía que decir.

— Bien —apenas y pude decir, y no del todo convencida.



El sábado había llevado la cámara conmigo. No era muy fan de pasar mi tiempo libre tomando fotos, pero el trabajo cada vez se hacía más presente, y yo tenía que capturar la esencia de cómo nuestra vida era afectada por los medios de comunicación y a tecnología en todos los ámbitos.

Tomaba fotos a las canchas de basquetbol, a las raquetas de tenis en movimiento, a los lindos arbustos... A todo le tomaba foto menos a lo importante, y ya casi no me quedaban polaroids... ¡Que va! Compraré en la semana más, y el próximo sábado saco las fotos que en verdad importan.

Les tomé fotos a los jugadores en la cancha, aunque no tuviera que ver con el trabajo. El lente de la cámara viajaba de una dirección a otra, buscando un buen modelo al cual capturar. Me detuve cuando encontré esa cara bien moldeada, y ese cabello negro que me recordaba a la noche. Le tomé una, dos, tres fotos en las que, si soy sincera... Serían las primeras que pegaría en el álbum.

Me senté a mirar las fotos que había sacado, y a ciencia cierta, había escondido las últimas que había tomado. No quería que las viera nadie.

En el pequeño descanso que tenían Gabriel y su padre, se sentaron y tomaron agua como locos. Y cuando por fin me tocaba la quinta clase de tenis. Ya sabía agarrar la raqueta bien, sabía algunos movimientos y tácticas para poner en prueba en mi primer juego.


— Supongo que ya estás lista para jugar uno a uno —dijo Daniel, con una sonrisa enorme—. Así que... Gabriel, ¿por qué no juegas con ella un partido?

—No lo sé, papá —contestó Gabriel, no muy convencido de lo que su padre decía—. No creo que Romina esté lista para un partido...

— ¡Qué! Me ofendes —dije, pretendiendo estar molesta por su comentario—. Te ganaría hasta con los ojos cerrados.

—Bien, entonces el que pierda invita las palomitas...

— ¿Palomitas? —lo miré extrañada. Mi mamá estaba sonriendo, y después de tres segundos comprendí lo que hacía— ¿Te refieres a las palomitas del cine? ¿Ir al cine?

—Sí, en una cita —me había quedado callada. Odiaba que me dejara con la boca abierta, pensando en algo que decirle. Odiaba la forma en la que Gabriel me dejaba pensando en algo mejor que responderle—. Sabía que —añadió con aires de grandeza— que no estabas lista.

— Espero que lleves más dinero, no sólo querré palomitas.

Me levanté del asiento, tomé la raqueta y me fui directo a la cancha, antes de que pudiera decir: "¿Irá tu padre?" . Volteé rápido para ver si había dejado las fotos bien escondidas.


Cuando habíamos regresado de mi inesperada victoria en el partido de tennis (gracias a que Gabriel se dejó ganar para no parecer un patán al hacerme pagar las palomitas), tomé una decisión.

Si no paraba ahora, todo esto aumentaría más rápido de lo que podría imaginar. Mi atracción ya no era sólo eso, se había vuelto algo mayor, y eso se llamaba obsesión. Mi vida había cambiado. Ahora todo lo que él era, yo también lo sería. Si su vida era tan triste como el color azul, entonces yo también sería color azul... con píldoras, jeans e incluso su inmaculada cara a tonos azul. 



----------------------------------------

Hola caramelos... ¡Mucho sin estar por aquí! Espero que les guste este nuevo capítulo 7. Cómo saben, (o tal vez no) la historia ya está por terminar. Faltan máximo cuatro, o tal vez menos capítulos para acabarla. 

¿Les ha gustado? 

Quería preguntarles qué team son,  #Damina (Daniel y Romina) o #Gabrina (Gabriel y Romina) Lol, no se me ocurrieron mejores nombres para shipper

No se olviden de votar, y comentar si les ha gustado, y de agregarla a sus listas de lectura y bibliotecas. 

  — con cariño, iQueBooks 


COLORS [EN FÍSICO]Where stories live. Discover now