Keep a secret | Zayn Malik.

Capitulo 2

2.

 

 

 

“Uno no puede hablar acerca del misterio,

uno debe ser cautivado por él”—René Magritte

 

 

Hay cosas que son realmente inexplicables, esas pequeños momentos cotidianos que son un misterioso.  Nunca me gusto o me atrajo el misterio, no soy una chica a que les gusta estar en problemas, mucho menos en estos meses, he tratado de alejarme lo más posible de todo lo que me recuerde a esa noche, la noche en la que casi pierdo la vida.

Pero de nuevo, el mundo da una vuelta en contra mía, como si lo hiciera apropósito.

Mi primer día de clases oficialmente había terminado, observe como todos se apresuraban a salir de la escuela como una estampida de toros salvajes, me quede en una esquina rebuscando mi celular en mi bolso, cuando lo encontré comencé a marcar el número del celular de mi madre.

Pero algo me detuvo.

Un Déjà vu, los vellos de mi nuca parecieron erizarse y mi piel se estremeció. Como si alguien estuviera diciendo mi nombre voltee a ver hacia atrás, y de nuevo sus ojos estaban clavados en mí, con ferocidad. Estaba a unos metros pero podía verlo observando, podía sentirlo observándome. Y eso me daba aún más escalofríos. Zayn seguía mirándome, esta vez no se molestó en apartar la mirada, me observaba fijamente desde lejos, sus ojos tenían mensajes secretos que yo no pude descifrar. Un verdadero misterio, había dicho Kathy, sí que lo era.

Parpadee cuando el celular vibro en mi mano, baje la vista, era el número de mi madre con una llamada entrante.

—Hola —mi voz sonaba aguda cuando hable.

— ¿Destiny, amor? –Pregunto mi madre con preocupación — ¿Ya has salido de la escuela? ¿Estás bien?

Fruncí el ceño, respire profundo hasta que el ritmo de mi corazón pude ser más normal.

—Estoy bien —le asegure —No te preocupes, mamá. Estoy en camino.

Cuando colgué el teléfono volví a voltear la vista para ver a Zayn, pero como era de esperarse él ya se había ido, otra vez.

Apenas traspase la puerta de mi nueva casa, mi madre me esperaba en la mesa, cuando entre a la cocina se paró rápidamente y me envolvió en sus brazos.

— ¿Cómo fue tu primer día de clases, cariño? —pregunto con una sonrisa cuando se apartó de mí.

Raro, pensé.

Pero no lo dije en voz alta, en cambio solo murmure un: —Bien, supongo —me encogí de hombros y trate de cambiar de tema — ¿Qué hay para almorzar?

Ella sonrió y volvió a tomar asiento y yo la acompañe.