Marvel:One-Shots (Finalizada)

Bucky (I/I)

Todos habían notado el daño en su brazo, pero nadie quiso decir nada al respecto, ni siquiera tú.
Todos en la torre habían aprendido a mantenerse al margen de los asuntos y la vida del antiguo Soldado del Invierno, Incluso Tony mantenía sus bromas para si mismo.

Y tú deducías que se debía particularmente al hecho de que él era impredecible, volátil y a veces un poco errático, pero aquello era sólo una cara de la moneda. Por otro lado, era desconfiado, tímido y extremadamente melancólico, en cierta forma lo admirabas y lo respetabas, pero no podías ignorar que era demasiado distante, especialmente cuando alguien trataba de ayudarlo.

Habían pasado al menos dos días y su brazo seguía causando problemas, pero era demasiado...¿Desconfiado?¿Orgulloso?...para pedir ayuda. Entraste en la cocina y ahí estaba él, con el ceño fruncido preparándose la cena, de pronto su brazo comenzó a hacer ruidos y a entorpecer sus movimientos, soltó un bufido y le dio un golpe contra la mesa provocando que volviera a funcionar, siguió en lo suyo y se prendió una leve luz en la palma de su mano, se alejó un mechón de cabello del rostro con su mano y esta soltó una descarga eléctrica.

Trataste de contener la risa, pero fue imposible, se volteó molesto y te fulminó con la mirada.

–¿Esto es divertido para ti cierto?–preguntó furioso.
–Si, extremadamente gracioso–respondiste de forma engreída.

Soltó un bufido y Siguió preparando su comida mientras lo observabas desde el marco de la puerta.

–Puedo ayudarte, si quieres–dijiste suavemente.
Su rostro pareció cambiar de expresión brevemente.–¿Qué te hace creer que necesito tu ayuda?–respondió de forma  molesta.
–No lo sé, tal vez el hecho que te acabas de dar una descarga eléctrica con tu propia mano–dijiste de forma burlesca mientras te encogías de hombros.
–Eso no es tu asunto–escupió.
–Como quieras–bufaste.

Era un idiota, cínico y desagradable, especialmente contigo.
Trataste de entender sus motivos, sus razones para ser como era, y dios, eran infinitas pero todos tenían sus propios demonios, incluso tú y eso no significaba que podías andar odiando a todo el mundo como si fuera de lo más normal.

Tomaste un par de cosas y bajaste hasta tu laboratorio, al menos ahí podrías estar en paz, o eso pensabas.

Comenzaste a desmantelar uno de los paneles de la armadura que Tony te había dado, ser su hermana pequeña tenía ciertas ventajas.

Te pusiste tus gafas y comenzaste a soldar el panel que habías desmantelado, una bala se había metido entre los circuitos de tu armadura, pero ahora la habías sacado, estabas dándole los últimos retoques cuando viste la hora, tres de la madrugada, bueno, cuando hacías lo que te gustaba usualmente el tiempo pasaba volando, seguiste soldando hasta que sentiste la puerta abrirse, asumiste que sería Tony o Bruce por lo que no le prestaste mucha atención.

Pero cuando levantaste la vista no pudiste evitar sonreír, era él.
Su expresión era diferente esta vez, estaba avergonzado, sus ojos estaban fijos en el piso, se acercó lentamente sin levantar la vista.

Lo ignoraste y seguiste en lo tuyo, no le ibas a dar la satisfacción.
Bucky se acercó hasta estar frente a la mesa en la cual estabas trabajando, se quedó ahí esperando a que terminases.
Dejaste de lado el pedazo de armadura y te quitaste las gafas, lo observaste detenidamente.

–¿Podrías...ayudarme?–dijo casi susurrando.
–Siéntate–respondiste apuntando una silla reclinable.

Él obedeció, lo observaste detenidamente, casi todas las playeras le quedaban ajustadas en el brazo de metal, ahora estaba vestido con una camiseta roja de manga larga, pero no podías trabajar así.