Capitulo XVII

2.8K 125 22
                                    


Matemáticamente hablando eres la suma de todos mis deseos.


Sábado, 1:00am.


-¡Muérete imbécil!- Sentí como cortaba mis muñecas con su cuchilla, al mismo tiempo que mis piernas flagelaban y me rendí, no quería seguir corriendo.

No quería luchar contra algo que es inevitable.

Siempre estará ahí para torturar mi existencia, se hace presente en mi realidad y en mis sueños.

-Alejo- susurró esa dulce voz que tanto reconozco, la sentí tan ajena, tan distante.

Alce mi vista y tenía su mirada triste, deje de sentir las cortadas en mi muñeca, y vi como acercaba lentamente, asustada y preocupada por mi aspecto. Una vez se agacho, llegando a mi altura, lagrimas salieron inundando sus mejillas.

Y de repente escuche la fuerte risa de...

Bueno él.

Este se levantó, y quiso agarrar a Sofía, rápidamente la envolví en mis brazos, omitiendo el dolor que provenía de mi cuerpo.

Me la arrebato de los brazos del brazo e intento hacerle daño.

-¡Ni se te ocurra!- mis ojos se llenaron de lágrimas con solo ver que ella sufre, o que al menos tenga un daño en su cuerpo. Me perturbaba del solo hecho verla ahí, asustada, con su respiración agitada, sin entender una mierda de por qué sucede esto.

-O ¿Qué?- Mire a la nada, buscaba respuestas en mi mente y volvió a llamar mi atención, me sonrió y cortaba el brazo de la pelinegra una y otra vez sin compasión.

Y como si el tiempo se fuera detenido, comencé a ver todo en cámara lenta. Sentí como me faltaba el aire, y mi pecho se iba comprimiendo. Intentaba alejarlo de ella para que no siguiera haciéndole daño, pero solo con un movimiento me apartaba, sus gritos de desesperación hacia que mi pecho se estrujara, y de mis ojos volvieran a salir lágrimas, quería gritar pero no podía, tenía un nudo en la garganta.

Demonios, odiaba verla así, podía aguantar ese dolor en mi cuerpo, pero en ella. Y como si Dios me fuera escuchado, de mi garganta brotó un quejido fuerte, posterior a esto, grite tanto que sentí como mi estomago ardía.

Me levanté de golpe, y pude darme cuenta que tenía las manos sudadas, el corazón golpeándome fuertemente el pecho, y lágrimas en mis ojos.

Demonios Sofía, ¿Que me estás haciendo?


Sábado, 13:00pm.


-Se ve tan tierno durmiendo- Escuche la risa de alguien, y me pareció raro escucharla ya que estoy en mi casa ¿no?

-Tienes que hacerte un examen de la vista mujer- Dijo Nicolás riendo, ¿esperen Sofía esta aquí? No, probablemente sigo soñando.

-Es que tan solo míralo- volvió a hablar.

-Lo veo, y el panorama no es agradable- Dijo Jared y todos rieron, procese, analice y ¡Mierda! Los idiotas trajeron a Sofía a mi casa.

Me levante poco a poco, y estos me miraban picaros.

-Buenas- Dije un poco amargado, y mire a Sofía, efectivamente no estaba soñando, me guiño el ojo y se sentó en la cama.

Mi Profesora EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora