Capitulo XXV

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Sólo dejaré de quererte cuando un pintor dibuje el sonido de una lágrima al caer.


Santiago de Chile.


Sábado, 16:40pm.


-Alejandro-


-Esta vez si te va a matar- escuché reír a Liz, seguida de Nicolás.

-Tengo a Jared- Se escuchó a Ele con aire de superioridad.
Rodé los ojos y me levante del sofá hasta el baño a lavarme la cara, y dedicarme a hacer algunos trabajos que tenía pendiente.
Cuando entre al baño me mire en el espejo y me di cuenta que tenía toda la cara rayada, solté un suspiro de frustración.
Levante mi camisa, y también tenía todo el abdomen marcado.

-Se pasaron- Pensé.

Salí del baño y me dirigí hasta donde estaban los chicos.

-¿Quien fue?- todos me miraron, y aguantaban las ganas de reír.
-Ele- la mire y esta alzo la ceja.

-Siempre supe que el naranja te queda bello- me sonrió
-Yo no fui-

-Yo no te estoy preguntando, te estoy acusando- sabía que había sido ella, últimamente está muy jodona al igual que Liz.

-¿Cómo puedes decir eso?- fingió llorar, rodé los ojos.

-Digo la verdad-

-Está bien- Suspiro.
-Es que una vez yo estaba sola en la cocina, y Nicolás llego, me amenazo con un cuchillo, lo coloco en mi cuello me grito, ¡Si no le haces la broma a Alejandro te mato!- Fingió hacer la voz de Nicolás y reí.

-Y yo pensé que Nicolás no sabía mentir- Rio Liz.

-El siempre mete el gobierno- todos reímos y el castaño gruñó.

-¡Joder Ele, Supéralo!- Grito frustrado.

-¡No puedo!- Rio.

-Bueno, volviendo al tema Eleonor- alce una ceja, y esta volvió a tensarse.

-Bueno- Se acercó a Jared y lo abrazo, y estaba casi seguro de que iba a decir la verdad.
-Jared me dijo que si no te hacia la broma, me violaba- Todos abrieron los ojos como plato.

-¡Eleonor!- Grito un poco molesto Jared.

-Ya ya perdón- reímos.
-Fui yo- admitió por fin.

-¡No me digas!- rodé los ojos.
-Pues, esto no se quedara así sabes que algún día me vengare-

-La venganza no es de Dios- Mire a Liz y esta me guiño el ojo.

-Déjalo que se vengue por culparme, es más yo te ayudo- me sonrió Nicolás, y chocamos puños.

-Yo me uno- Dijo Jared y todos nos sorprendidos, su novia resignada asintió sin gracia

-Malditos infelices- Susurró.

-Yo estoy contigo Ele- Liz la tomo del brazo y nos sonrió.

-Se les tiene que atorar su pene en el cierre del pantalón- nos sacó el dedo del medio, seguido de una sonrisa cínica, hasta que por fin salieron de la cocina.

Todos nos miramos con expresiones dolidas, y luego reímos.
Aunque exista una pequeña probabilidad de que eso ocurra, ahora en adelante tendré más cuidado al subirme la cremallera del pantalón, estoy seguro que ese dolor no se lo soporta ni el mismo demonio.

Mi Profesora EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now