Brienne y Tormund

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El camino hacia el Castillo Negro era frío, lleno de bestias y de vegetación muerta. Sólo los arboles más fuertes habían sobrevivido durante miles de años. Delante de mí va la joven Stark. El silencio a veces se rompe por el sonido de los cascos golpeando la nieve.

- ¿Cuánto nos queda mi señora? Preguntó Sansa.

- Os he dicho que no me llaméis mi señora, señora.

Respondí de la mejor manera que el frío me dejaba.

- Estamos a un día de llegar junto al Lord Comandante, Lady Stark.

Sansa bajó del caballo y aconsejó acampar cerca de unas ruinas, las primeras que veíamos desde hacía mucho tiempo. Pues la noche comenzaba a amenazar.

Después de un rato comprobando que no había rastro de los jinetes y los perros de Ramsay Bolton nos acomodamos como pudimos sobre la tierra fría y nevada de aquel lugar.

- Será mejor encender ahora la hoguera que aún hay luz, atrapar algo que podamos comer y apagarla inmediatamente antes de que nos delate. - Sugerí.

- Iré a buscar troncos secos y algún conejo.- Comentó Podrick.

Tenía las mejillas quemadas por el frío, la nariz roja, los labios morados y escarcha en los pelos.

- No tardes, sería muy triste que te diera caza algún lobo o cualquier otra criatura con más hambre que tú muchacho. - Respondí.

Me situé junto a la chica mientras observaba como el escudero, que Jaime Lannister me sugirió, se alejaba en dirección a unos árboles.

- Le debo una disculpa.- Comentó Sansa. - Debí haberos seguido cuando os cruzasteis con Lord Baelish y yo.

- Estábais en vuestro derecho mi lady.-

- ¿Y cómo es qué decidisteis ser caballero?

- Soy heredera del señor de Tarth, y desde muy niña crecí rodeada de caballeros y guerreros. Mi madre falleció cuando aún no me tenía en pie. Las demás niñas de la corte se metían conmigo por ser más alta, y más ancha. Me decían que parecía un hombre y entonces me empecé a dar cuenta de que no quería pasarme el resto de mi vida criando niños y sentada mientras me engalanaban para que luego mi esposo me quitará la ropa y me utilizara como un objeto. Yo aspiraba a algo más que eso.

Hice una pequeña pausa. Pues lo que iba a contar ahora me traía buenos y malos recuerdos.

- Siempre había escuchado hablar de Renly Baratheon y lo admiraba en todo. Fue así como decidí probar suerte en una justa contra el Caballero de las Flores, Ser Loras Tyrell y tras derrotarlo Renly me dio un lugar en su guardia real, al que juré proteger hasta que una sombra con la cara de Stannis Baratheon lo asesinó. Delante de vuestra madre y de mí.

Podrick llegó con unos cuantos trozos de madera y dos conejos, encendimos el fuego.

Después de comer apagamos el fuego y me quedé haciendo guardia durante toda la noche.

La mañana siguiente la pasamos a lomo de los caballos hasta que por fin, no muy lejos, comenzamos a divisar nuestro objetivo, el Muro.

A las pocas horas nos encontrábamos ante las puertas del castillo negro. El vigilante cedió a abrirnos el paso, después de un interrogatorio acerca de quiénes éramos y que queríamos.

Y allí estaba, Sansa Stark lo reconoció en seguida. Jon Nieve, el bastardo de Invernalia y Lord Comandante de La Guardia de la Noche. Ambos se quedaron de piedra cuando se vieron pero en cuanto la joven Stark bajó del caballo ambos se fundieron en un largo abrazo lleno de emociones.

Juego de Tronos (Fan Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora