Capítulo 4

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Jon miró a Liam correr al interior de su casa y luego miró a los hermanos del chico, los miró con incredulidad. ¿De verdad habían dicho que lo sucedido le pasó por despistado?

—Siento eso —dijo suavemente Liss—. Él suele exagerar mucho las…

—¿Exagerar? ¿En serio? —preguntó aun sin poder creérselo—. Han estado a punto de matarlo. Nos dispararon en la camioneta, ¿y le dicen que exagera? Si yo no hubiera llegado él estaría muerto y ustedes lo tratan como si fuera un tonto que no piensa… ¿De verdad son sus hermanos? —Negó con desaprobación y entró en la casa. No conocía suficiente a Liam, pero tenía muchas energías y más ganas de vivir que cualquier que él conociera, quizás le hacía pasar malos ratos en el pueblo o donde se encontraran, pero estaba seguro que no lo hacía con maldad.

Miró alrededor de la sala y no lo vio, buscó en la cocina, el baño y la biblioteca, subió las escaleras y buscó en todas las habitaciones. No había rastro de Liam.

—Mierda. —Volvió a salir de la casa—. Liam no está dentro.

—¿Cómo que no está? —preguntó Liss desconcertada, no estaba seguro si era por el regaño que recibió por parte de Jon o porque su hermano no estaba en la casa—. Él entró.

—Seguramente salió por la cocina —comentó Maggi, viéndose realmente preocupada. También desaprobaba la reacción de los hermanos de Liam, pero también sabía que lo hicieron sin mala intención y que no lo culpaban realmente, solo era su manera de preocuparse—. Creo que será mejor que lo busques en la parte trasera, Jon —dijo mirando a su hijo, que la miró un momento y luego asintió.

—También iré —dijo Thom, pero Maggi negó con la cabeza.

—Ustedes mejor acompáñenme a tomar una taza de café, creo que Liam necesita un poco de tiempo, ha pasado por mucho en muy pocas horas. Y ustedes no son sus personas favoritas en estos momentos. —Thom y Liss se miraron, viéndose culpables. Thom pasó su mano por su cabello y suspiró.

—Está bien, luego hablaremos con él. ¿Sabe en cuanto tiempo estará por aquí el comisario? —preguntó Liss a Maggi mientras entraban a la casa.

Jon los vio entrar y él se dirigió a la parte trasera de sus tierras. No sabía por qué estaba haciendo esto, pero lo estaba haciendo y tampoco iba a dejar al chico solo por ahí en el estado en que estaba. Todavía no lo veía llorar, o demostrar miedo por lo que sucedió, se veía perfectamente bien y eso no era normal. No, definitivamente no era normal.

Con ese pensamiento caminó alrededor del lugar. Buscó en los establos, en la bodega donde estaba el heno y las semillas, y nada. El chico se había ido a otro lugar, cuando se iba acercando al río, casi en el límite de sus tierras, pudo divisar un bulto tras un árbol. Se apresuró y mientras se acercaba confirmó que se trataba de Liam.

Aminoró sus pasos hasta que estuvo de pie tras el chico. Se aclaró la garganta y esperó a que Liam le mirara. Pero no obtuvo respuesta.

—Hey… mocoso… —Vio los hombros de Liam tensarse y luego un rostro rojo le hizo frente. Liam se puso de pie lentamente, restregando sus ojos, seguramente limpiando las lágrimas.

—Jon… ¿qué haces aquí? —preguntó casi en un susurro. ¿Realmente estaba viendo a su amado Jon?

—Bueno… —¿Qué estaba haciendo allí? Jon no tenía idea, solo hizo lo que sus pies hicieron. No soportó ver tanto dolor en la expresión del menor, aun cuando el chico era su maldición—. Solo me preocupa que no estés en la casa cuando Sam llegue, así que vine por ti. —Los ojos que habían estado brillando, parecieron apagarse nuevamente, pareciendo desilusionado.

Conquistando a Jon CarterWhere stories live. Discover now