Capítulo 8

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—¡Tenía mi sombrero! Jon realmente lo estaba usando —comentó Liam una vez estuvo fuera del restaurante con Sam.

—Al parecer le gustó, tienes buen gusto —comentó Sam sonriendo divertido. Le había costado mucho mantener a Liam en su lugar, evitando que fuera a lanzarse a Jon, pero lo había logrado. Liam era un gran chico, Jon se tenía que dar cuenta de lo que estaba perdiendo por su necedad.

—No estaba seguro, es decir, sabía que se le vería bien, pero creí que podría ser demasiado lujoso para él —Sonrió, feliz.

—Ahora, recuerda seguir con el plan, amigo. Hoy Jon no dejó e mirarte durante la cena, esto será más fácil de lo que creí.

—¿Tú crees? No quiero que Jon piense que soy un puto, y Maggi estaba allí, realmente estaba allí. Ella me vio, creerá que no quiero a su hijo y entonces, ya no le agradaré… ¿qué haré, Sam?—Tranquilo, Maggi es una mujer muy inteligente, ella sabe la clase de persona eres, solo a través del recuerdo que tiene de tu madre.

—¿Ella conoció a mi madre?

—Fueron muy buenas amigas. ¿Cómo es que has vivido toda tu vida en este pueblo y no sabías eso?

—Bueno, pasé la mayor parte de mi vida en el rancho, con mi papá y mis hermanos. Salí muy pocas veces cuando venía de compras y ya sabes, por la enfermedad de mi madre, mis hermanos prefirieron tomar clases en casa, para pasar mayor tiempo con ella y luego, a pesar de que mi madre ya había muerto, yo hice lo mismo. Es por eso que no conozco bien este pueblo, a pesar de que no se compara a la capital, igual es el bastante grande, no es como si salieras y todo el mundo te conociera.

—Sí, puede ser. Pero en mi caso, creo conocer a todo el mundo por aquí. —Liam sonrió.

—Pero eso es porque eres el comisario.

—Cierto, tienes un punto ahí. —Llegaron al auto de Liam—. Vete con cuidado, nos estaremos viendo.

—Gracias por todo, Sam —Liam le dio un gran abrazo antes de subirse a su auto y conducir hasta su casa.

Pasaron dos semanas desde el dichoso cumpleaños e Jon. Y ya a esas alturas ya se había percatado de que estaba un poco interesado en Liam. Solo un poco.

Debía admitir que no le gustaba verlo con Sam, y ahora ya se había corrido el rumor de que el comisario estaba de novio con el loco Herrera. Aunque le irritaba que lo llamaran así, sabía que se referían a Liam.

Liam y Sam.

¿Cómo demonios sucedió eso?

Solo por el enojo golpeó más fuerte el clavo que estaba martillando en el poste de la cerca. Bufó cuando el clavo se dobló, lo quitó y volvió a martillar otro. No se entendía así mismo. Debería estar feliz de que al fin Liam lo dejara tranquilo, pero no, ahí estaba, enfadado porque cada vez que viajaba al pueblo veía la patrulla estacionada fuera de la florería.

—Hey, jefe, creo que esa sería la última parte de la valla que nos falta por reparar —Jon se puso de pie y miró a su trabajador. Paul era un buen trabajador, le agradaba.

—Bien, justo a tiempo —dijo mirando al cielo—. En cualquier momento se largará una tormenta, así que debemos resguardar a los animales.

—Sí, James ya dio órdenes a algunos de los chicos, de hecho, él me mandó a buscarte.

—Ese hombre es un maldito buen capataz —comentó quitándose el sombrero y pasándose la mano por la frente para quitarse el sudor frío—. Entonces vamos, Paul, quiero tener todo listo cuanto antes. Hay que revisar que no se moje el cuarto de alfalfa. Si se moja, costará un mundo que esté seca a tiempo.

Conquistando a Jon CarterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora