𝓢𝓲𝓮𝓽𝓮

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𝑻𝒂𝒆𝒉𝒚𝒖𝒏𝒈

Los cristales de hielo podían verse descender del cielo a través de los ventanales de mi habitación, acomodé la calefacción para obtener un poco más de calor y tomé lo último que faltaba por colocarme, mi gorro de lana.

Ajusté la bufanda a la altura de mi barbilla y salí restregando mis manos una contra la otra. El auto de Sotta se estacionó frente a mis pies y me adentré a este.

-Hay un frío de mierda pero tú has exagerado con ese ropero para cubrirte. -Puse los ojos en blanco ante el comentario que había hecho mi amigo y le saqué el dedo del medio haciéndolo reír, realmente no tenía muchas ganas de hablar hoy.

Al entrar al aula de clases mi vista fue de inmediato hacía el asiento de Kook, el cual se encontraba vacío como el resto de las dos semanas anteriores. No me había tomado la molestia de tan siquiera pasarle un mensaje porque realmente sabía que no debía hacerlo, no tenía porque entablar algún tipo de relación con ese chico extraño, no dañaría mi reputación debido a él. Aunque no podía negar que me preocupaba un poco y no quería que lo hiciese.

Durante toda la clase, la siguiente y la siguiente, no podía dejar de echar un vistazo hacía el pupitre vacio ¿Dónde se habría metido aquella lagartija? Traté de pensar en cualquier otra cosa para sacarlo de mi cabeza pero nada había funcionado y hasta había comenzado a dolerme.

El timbre sonó anunciando la finalización de las clases y tomé mis cosas apresurado para salir de inmediato. Mis amigos me atajaron en el pasillo antes de tan siquiera poder escapar, gruñí un poco obstinado por la situación y luego decidí disimular mi estado de ánimo con una sonrisa fingida.

-¿Así que lo extrañas no? -Preguntó Blake pasando su mano sobre mis hombros y mis ojos se abrieron de manera instantánea.

-¿A qué te refieres? -Me alejé bruscamente. -¿Cómo crees que voy a extrañar un pedazo de mierda sin valor? -Reí a la defensiva.

-¡Tranquilo hombre! -Dijo Sotta levantando sus manos al aire.

-Solo nos referíamos a que extrañabas molestarle, no sabíamos que le tenías tanto odio al pobre chico. -Continuó Blake.

-¿Pobre chico? Como si ustedes no se lo tuvieran sin razón. -Bufé sin saber porque había dicho tal cosa y me digne a dejarlos atrás.

En el patio delantero visualicé a Young Mi, una antigua compañera con la que solía pasar un buen tiempo, ya saben a lo que me refiero. Decidí acercarme a ella ya que se encontraba sentada debajo de un árbol sin nadie que la rodease.

-Largo tiempo sin saber de ti. -Dije apoyando mi codo sobre el tronco del árbol y esta levantó la mirada regalándome una sonrisa.

-Tú has sido el que se ha olvidado de mi existencia desde que tocamos en aulas diferentes, he perdido la cuenta de las veces que he pasado a un lado de ti y ni te has percatado de ello.

-Oh, mala mía. -Dije tomando asiento a su lado y recostándome al igual que ella sobre el árbol. -Puedo prometer que no volverá a pasar.

-Vamos a creerte, Taehyung. Por lo visto muchas chicas se mueren por ti. -mencionó divertida.

-Pero muy pocas tienen la suerte de probarme. -Relamí mis labios sin apartar la vista de ella.

-¿Yo la tengo? -Preguntó con coquetería.

-Siempre la has tenido y no sabes cuánto me encantaría regresar a los viejos tiempos. -Coloqué mi mano sobre su muslo y al notar que esta no hizo nada por retirarla, la subí un poco más.

-¿Qué tal si los recordamos hoy? -Noté el rubor sobre sus mejillas y le apreté la zona.

-Me parece perfecto ¿A las 7?

-A las 7. -Sonreí dejando un beso sobre la comisura de sus labios. Los encantos de Taehyung habían sacado provecho de nuevo.

....

-Por lo visto no has hecho ninguna remodelación en tu habitación. -Expresé cerrando la puerta detrás de mí y coloqué el seguro por precaución.

-No quiero cambiarle nada, hay muchos recuerdos aquí... Sobre todo los tuyos. -Respondió mordiendo su labio mientras yacía sobre su cama, le sonreí devuelta y me acerqué dispuesto a abalanzarme sobre ella hasta que una botella sobre la mesita de noche se atravesó en mi visión. Me acerqué a ella y la tomé para leer la etiqueta.

-¿Tequila? -reí divertido dirigiendo mi mirada hacía ella otra vez.

-Aun no olvido lo mucho que te gusta. -Murmuró e intento levantarse pero la detuve. -¿No quieres que te sirva un shot? También tengo cigarros de ma...-Coloqué mi dedo índice sobre sus labios para callarla.

-Shh, no quiero nada esta noche más que tu cuerpo. -Aparté mi dedo empezando a besar sus labios de inmediato mientras dejaba la botella a un lado, luego de unos minutos me separé para tomar aire con los ojos cerrados y una sonrisa se esbozó en mi rostro, como extrañaba esta sensación.

Volví a abrir mis ojos para observar su hermoso rostro y me encontré con la inocente cara de Jungkook, mis ojos se salieron de orbita y me alejé de inmediatamente de ella asustado.

-¿Tae? ¿Qué sucede? -Preguntó sorprendida y volví mi mirada con lentitud hacía ella. Era Young Mi, nadie más, solo había sido mi imaginación quien me había realizado una mala jugada. Negué con mi cabeza regresando a ella y le dediqué una sonrisa para no preocuparla. Decidí continuar con las caricias hasta despojarla de su ropa, mi parte favorita.

Estaba listo para la acción, sus labios se dirigieron hacía mi cuello y tomé sus piernas rodeándolas sobre mi cintura, cuando me iba a apoderar de ella, aquél rostro de mis más profundas pesadillas reapareció, esta vez no podía sacarlo de mi cabeza; no podía sacar a Jungkook de mis pensamientos.

Solté aquella chica bruscamente mientras apretaba mis puños y tomé mi ropa rápidamente, retirándome de allí mientras comenzaba a colocármela haciendo caso omiso a los llamados de Young Mi. Me dirigí inmediatamente hacía mi casa y comencé a lanzar todo lo que se me atravesará. ¿Qué estaba pasando conmigo?

Enredé mis dedos entre mis hebras tirando con fuerza de ellas mientras ahogaba un grito, me abalancé sobre la cama mirando hacía el techo con frustración y saqué el celular de mi bolsillo. Si no lo había llamado durante más de dos semanas, esta vez lo haría. Necesitaba saber que estaba haciendo conmigo y que era lo que quería, porque mierda no podía sacarlo de mis pensamientos, y marqué su número.

 Necesitaba saber que estaba haciendo conmigo y que era lo que quería, porque mierda no podía sacarlo de mis pensamientos, y marqué su número

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