15.

21.6K 2.8K 784
                                    

Taehyung

Había dormido como un niño, amanecí mejor que cualquier otro día. Estiré mis brazos y miré hacía mi lado encontrándome con aquél rostro pálido. Mis pulgares se deslizaron sobre la mejilla del menor y sonreí al ver la inocencia pura en su semblante, verlo dormido era como sentir paz. Quisiera siempre poder verlo de esta manera. No puedo explicar como me sentí aquella noche, pero estaba seguro de que Jeon era quien me hacía sentir completo, enfrentaría lo que fuera por él. Era mi turno de curar sus heridas.

Sus ojos se abrieron con lentitud debido a mis caricias y pareciera como si apenas hubiera caído en cuenta de nuestra situación. Se sentó rápidamente cubriendo su entrepierna con las sabanas y sus mejillas se encontraban extremadamente rojas, haciéndome reír.

—No tienes de que avergonzarte. —Dije pasando mis brazos detrás de mi cabeza mientras observaba su ancha espalda desnuda y él me miró por sobre el hombro.

—No creo que esto este bien.—Puse mis ojos en blanco tomando asiento a su lado y lo tomé de los hombros mirándolo a los ojos.— Lo mismo pensé yo y no voy a permitir que tu lo hagas.

—Taehyung, no quiero que jueguen conmigo. Ya estoy lo suficientemente lastimado como para aguantar algo más.—Dijo y apartó la mirada hacía un lado. Tomé su mentón para que volviera a mirarme y suspiré.

—Yo solo quiero tratar de ser lo mejor para ti y te prometo que lo único que haré será cerrar las heridas o al menos intentarlo.

—Tu no me conoces, Taehyung.—Le interrumpí.

—Pero quiero. Y nadie me va a detener, incluso si eres tu mismo.

—¿Por qué? —Preguntó confundido en un susurro.

—Porque me gustas.—Dije sabiendo que no habría vuelta a atrás. Sus ojos se expandieron y pude notar que aun había inseguridad en él. Se levantó de la cama a toda velocidad y lo tomé de la muñeca lanzándolo devuelta contra el colchón.— ¿¡Qué haces!?— Dijo frunciendo el ceño y yo sólo le arrebaté el pedazo de sabana que lo cubría. Él infló sus mejillas de la vergüenza mirando hacía cualquier otra parte menos a mí.

—Ya no hay nada de lo que debas sentir pudor, todo lo he visto ayer. —Reí y el joven volvió a molestarse haciendo intento de escapar. Me subí sobre él, reteniendo sus manos por encima de su cabeza contra el colchón y me apoyé entre sus piernas, sus ojos se expandieron de inmediato y el labio le temblaba.

—Déjame ir.—Apenas murmuró y sonreí moviendo mis caderas para provocar que nuestros miembros hicieran fricción por un momento, podía sentir como el suyo comenzaba a endurecerse.

—¿Estas seguro de que quieres que te suelte?—Pregunté con los movimientos un poco más bruscos y él apretó sus ojos levantando un poco su pecho.

—¿Por qué haces esto?—Jadeó al final de la pregunta y me acerqué a su oreja.

—Para que te des cuenta lo que causas en mí y que voy enserio. —Murmuré sobre la misma comenzando a besarla.

...

Es verdad cuando dicen que la segunda vez siempre será mejor que la primera y sucesivamente. Ya yo ansiaba por volver a tenerlo en mis brazos, había tomado un poco más de confianza en estas cosas, pero aun así luego de haberse tomado una ducha, cuando hice el amago de querer quitarle la toalla, él ejerció fuerza en su agarre sobre esta para que no lo lograra. Era el chico más dulce que podía existir.

Habíamos decidido dar otro pequeño paseo por los bosques y esta vez hemos descubierto un pequeño lugar donde había miles de mariposas al rededor. Sinceramente esto me asqueaba, pero podría soportar mi temor a estas solo por seguir viendo el rostro de Jungkook, él simplemente estaba maravillado por esos gusanos con alas. Y mirarlo a su perfil era como ver una obra maestra, lo mismo que él sentía al ver las mariposas, lo sentía yo al verlo a él.

—¿Por qué te gustan tanto? Son gusanos, sólo que con alas bonitas.—Él joven me dio una mirada fulminante y volvió a ver una que se encontraba sobre los girasoles.

—Porque son hermosas, además quizás hayan sido unos gusanos poco agraciados y tuvieron que arrastrarse por el suelo. Pero ellas luego pudieron sacar sus alas y volar a lo alto, más alto de lo que pudieron pensar que alguna vez estarían. Entonces si lo ves como una metáfora... ¿No te gustaría poder ser como ellas? —Me miró y sonrió. — Volar alto, lejos de tus problemas.

—No lo había pensado de esa manera. —Dije acercándome a él y rodeé su cintura con mis brazos para besar su mejilla. — Pero si piensas volar, quiero que me lleves contigo. —Él comenzó a reír y volteó su rostro tropezando su nariz contra la mía.

— ¿Desde cuándo eres tan romántico?

—Desde que acepté lo que siento por ti.—Murmuré mirando sus labios.

—Por alguna extraña razón, echo de menos que me consideres un idiota o una lagartija.—Dijo él, de igual modo desviando su mirada hacía los míos.

—¿Quién dijo que no lo hacía? —Pregunté acercándome para besarlo, pero se apartó de mi bruscamente y pude notar que se había molestado, reí ante aquello y lo tomé del codo apegándolo a mí nuevamente. — Y por esta razón sigues siendo idiota. —Apoyé mi frente sobre la suya.— Y una lagartija por la forma en que te pones nervioso cuando estoy así de cerca. Pero me encantas. —Murmuré lo último y antes que él pudiera opinar algo al respecto, mis labios se estrellaron contra los suyos y no podría decir exactamente cuánto tiempo estuvimos en ello.

—Prométeme algo.—Él murmuró mirando mis ojos como ya parecía volverse una costumbre y yo entrelacé nuestros dedos.

—Te prometeré todo lo que quieras.

—Pero debes cumplirlo, si no puedes prefiero que no lo hagas. Y es enserio. —Dijo con el semblante imperturbable y por primera vez lo había visto así. Apreté nuestras manos acercándome a él.

—Lo haré.—Dije con firmeza.

—Prométeme que cuando volvamos, las cosas no van a cambiar.—Su propuesta me dio mucho que pensar, pero, preferí ignorar cualquier cosa a mi alrededor, este era solo nuestro mundo.

—Lo prometo, desde ahora la relación de nosotros será diferente.—Pude verlo sonreír como nunca y sus pequeños brazos rodearon mi cintura para abrazarme con fuerza. Cerré mis ojos rodeando su cuello, dejando que el dulce aroma de su cabello entrara por mis fosas nasales.— Prometo hacerte feliz como nadie alguna vez pudo.







Last HeartbeatWhere stories live. Discover now