"Laurel está decidida a demostrar que su hermano mayor no es un mortífago, incluso si su mejor amigo Sirius cree que lo mejor que puede hacer es seguir adelante. Y con eso, quiere decir besuquearse con Remus Lupin."
[MARAUDERS ERA]
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four father's daughter
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LAUREL PENSABA QUE era buena en Pociones... y eso que no le gustaba la materia, si era sincera, pero Laurel Crouch no sería ella misma si no fuera buena en el colegio. Su asignatura favorita era Estudios Muggles, porque su interés en la cultura muggle era tolerado. Sin embargo, su padre pensó que no había futuro en la asignatura.
La cosa es que nunca tuvo problemas con las clases. Parte de ella pensó que era más que extraño, ya que sus amigas se volvían un desastre con los exámenes. No podía imaginar ser así. Llámala la hija de su padre, pero ¿cómo podría alguien ponerse tan nervioso?
La peor parte, para ella, en aquellos tiempos era cuán ágiles eran Roman y Harleen. O al menos no le gustó cómo, cuando trataba de ayudarlas (aunque con el peor consejo imaginable), la ignoraban por el resto del día.
Pero los exámenes estaban a millas de distancia, por lo que no tenía nada de qué preocuparse por ahora.
Era tradición de Slughorn forzar un plan de asientos para los de sexto. Laurel se detuvo cuando entró en el aula con la lista escrita en la pizarra. Buscó los nombres de Roman y Harleen y se dio cuenta de que ambas estaban en mesas separadas. Entonces vio su nombre en la mesa en el extremo izquierdo.
Se sentó; las mesas estaban formadas por cuatro escritorios juntos, de dos en dos. Parte de ella se preguntaba si esta lista era porque los cuatro merodeadores estaban en la clase. Tendría sentido.
Y luego, justo cuando metió la mano en su mochila para coger su pluma, Remus se sentó frente a ella.
—Oh —dijo Laurel, congelándose—. Hola.
Remus le devolvió la sonrisa torpemente.
—Hola.
La cosa era que Sirius no tenía nada que ver con esto. Era completamente de Slughorn... Como el destino, si creías en esa mierda. El hecho de que, durante los próximos seis meses, Laurel estaría sentada frente a Remus. Los minutos pasaron y, cuando Severus Snape y Bertram Aubrey se sentaron, se dio cuenta de que solo tendría a Remus para hablar.
