Capítulo 1

3.6K 181 18
                                    

*POV Kai*

—Ha pasado tanto tiempo desde que estuve en casa — Murmuré cuando por fin estuve en mi cuarto en vez de estar en el sótano de los Aishi.

Miré todo a mi alrededor, nada parecía diferente, tal vez solo unas cosas estaban fuera de su lugar, pero lo más seguro es que eso era obra de mis "adorables" hermanitos.

Estoy tan, pero tan aliviado de por fin estar aquí, jamas pensé que llagar a casa me traería tanta paz.

Me tiré en mi cama, estaba tan cansado de todo, solo deseaba dormir...pero mi cuerpo me traicionó y una de mis manos fue a debajo de mi almohada para buscar algo que yo esperaba que todavía estuviera allí.

Era una foto, pero no cualquier foto...

Era la foto que Budo me obligó a tomarme con él cuando habíamos tenido nuestra primera cita.

Admito que la imagen no era la mejor, en ella Budo trataba de retenerme mientras yo hacía lo posible por apartarme...a mí nunca me gustó tomarme fotos.

Instantáneamente mi vista se nubló porque mis ojos se llenaron de lágrimas.

¿Porqué me tenía que pasar esto? ¿Porqué justo cuando por fin era feliz?

"¿Porque Ayato tenía que corresponderme justo ahora? "

Y lo peor es que....yo sé que si Budo nunca se me hubiera declarado probablemente ahora estaría muy contento.

Después de todo, ¿esto no era lo que yo quería desde hace años?

¿Qué el "amor de mi vida" me correspondiera?

¿No era esto por lo que odiaba a Taro?

¿No había sido el amor de Ayato lo que yo más deseaba?.

Desde niños Ayato siempre me había llamado la atención.

Fue por él que terminé mi amistad con varios de mis compañeros.

Fue por él por quien casi terminé aislandome de los demás.

Siempre traté de que confiara en mí, siempre traté de que me quisiera, y hora que lo pienso bien...yo no era su amigo...era su perro faldero.

Antes no me importaba, pero ahora me da vergüenza pensar en todo ese tiempo perdido, en todo lo que renuncie solo para seguir a ese maldito psicópata.

Después de llorar un rato, fui a ver mi ropero y abrí uno de los cajones.

Aquel cajón que contenía las cartas que aunque todas eran para Ayato yo nunca me atreví a mandarselas.

Para mí estas cartas eran como un diario, uno que revelaba todo lo que yo estuve pasando estas últimas semanas.

Las volví a leer una por una.

Quería saber exactamente cuando fue que se jodió todo.

Solo míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora