Capítulo XIV: La oportunidad

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-¿En qué momento hice esto? -fue mi pregunta interna al ver la enorme mancha color tinto sobre el desafortunado piso de cerámica beige.

-Sé que estaba mal aquel día pero,... ¿Tanto? -mientras sumergía la esponja de lomo verde en el agua jabonosa.

- ¿De verdad creés que va a salir eso así nomás? -con una sonrisa bastante cínica.

-Oh, ya me extrañaba que no te escuchaba. -respondí sin emoción- ¿Qué tal Soledad?

-Hola... en serio, ¿creés que va a salir así nomas?

-A ver... ¿ahora eres? ¿Omo?

-Solo trato de decirte que no va a salir... ya se secó.

-Sí claro, pues dejame decirte algo Ms. Músculo... igual lo voy a intentar, porque no creo que me perdonen mis papás que haya hecho esto.

Solo me dió una fría mirada de pies a cabeza. Le di la espalda y me concentre exclusivamente en la mancha de vino en el piso, tomé una posición de cenicienta en la helada cerámica y la fricción frenética fue lo único que se sintió en la casa.

Si bien no despegaba la mirada de la esponja y su tarea, podía sentir a leguas su mirada clavada directamente en mi nuca. Fingía estar cada vez más metido en la limpieza pero, parece que aún no había entendido cómo funciona esto.

-Por cierto...-dice ella, mientras sigo fingiendo- Nunca te dije, tenés una linda casa.

-¿Ah sí? -logró que me desconcentrara- Gracias, aunque no es nuestra, bueno, ya no.

-¿A que te referís con "ya no"?

-Bueno... esta era nuestra casa, pero nos mudamos a encarnación, al menos mis papás, y le vendimos a mi tío, pero le pedí quedarme acá nomas.

-Ahh... Pero, ¿por qué no con tu tío? ¿Es tan malo?

- ¡No!-repuse al recordar la cordialidad de mi tío Joaquín- Un tipazo es, por eso me dejó quedarme acá.

-Entonces...

- ¿Entonces qué? -dejé la esponja Sobre la poca espuma que genere y mi atención ya era suya.

-Es que... -empezó a rodearme con una curva hasta quedar frente a mí- No lo podé negar, te gusta estar solo.

-Volvemos a lo mismo. -volví a los trabajos con la esponja- Cuando tengas tema de conversación hablamos, ¿Sí?

- ¿Cómo dijiste hace rato? -mientras se sienta junto frente a mí, del otro lado de la mancha- ¿Igual lo ibas a intentar? además eres terco...

-Bueno, agradezco tus comentarios pero francamente... no me importan así que...

-Hace unos veinte minutos Sí... ¿Qué pasó en ese lapso?

-Pues no das realmente soluciones brillantes a mis problemas -cruzando los brazos.

-¿Eso también le decís a tus amigos? -responde con el mismo gesto Soledad.

-¿Perdón? -la esponja fue arrojada de la indignación.

-Creés que podés con todo esto Mate, todos creemos eso. En un momento nos quebramos y está bien, no puede ser siempre resistencia.

Quería hacer como que no le encontraba sentido a sus palabras, pero eran demasiado claras.

- ¿Y qué tienen que ver los amigos? -Continué para ver si podía ganarle al menos una vez-

- ¿Me vas a decir que a esta altura no te importan?

Dejame solo,  Soledad. Where stories live. Discover now