Capitulo 4: El castigo

22.4K 1.4K 496
                                    

Toque la puerta para entrar, nunca he entrado a la oficina del director, así que no sé qué esperarme. Hay rumores de que él es muy extraño, tanto que nadie comenta sus rasgos.

Toque nuevamente ya que nadie respondía...

Otro más que no está trabajando ¿Para qué les pagan?

Tome la manilla de la puerta y la giré, la oficina estaba abierta...

¿Porque dejaría su oficina abierta?

Al momento de entrar todo se veía normal, papeles en el escritorio, carpetas en la estantería, una taza de café a un lado... Lo que me llamó la atención fue un oso mediano de peluche, era blanco y llevaba una corbata.

Que oso más educado

Entre silenciosamente a la oficina y me senté en una de las sillas frente al escritorio, miré más detalladamente su oficina, aun todo se veía normal pero no me encajaba porque había un oso de peluche...

Debe ser de su hija o....

-El director puede ser tan infantil como para tener un oso de peluche en su oficina.

Tomé al oso de una de sus orejas y me reí al verlo.

-Ni siquiera es lindo -Le apreté la barriga.

-Niñita insolente.

Me asuste al escuchar esa voz y dejé el oso en su lugar, me volteé hacia la puerta pero no había nadie.

-¿Qué?

-Es de mala educación darle la espalda a una persona.

Me volteé rápidamente y miré el escritorio, me asuste al ver al oso de peluche moverse.

-¡Kya! ¡El oso habla! -Chillé, me salí de mi asiento y me alejé de él.

-Señorita no grite por favor. -El oso intentó bajar de la mesa poniendo una pata primero pero no alcanzaba, así llevó unos 7 minutos hasta que por fin logro afirmarse de la silla.

-Pe...erdón... ¿Qué eres tú? -pregunté un poco nerviosa.

El oso terminó de enderezarse, intentó acomodarse la corbata pero no pudo ya que por las patas se le resbalaba, después de un rato lo dejo.
Se puso las patas a la cadera y dio un paso.

-Yo soy... -Antes de que pudiera terminar la oración, dio un paso en falso y cayó al suelo de cara.

Yo me reí ante tal escena, al momento de caer sonó como el juguete de un perro al momento de morderlo

Que chillón

-Ata tata... que daño. -Exclamo el oso intentando levantarse pero no podía ya que por la patas no se afirmaban.

Después de que pare de reír, di un suspiro y me acerque a él, lo tome de los costados y lo enderece en la silla.

-¿Esta bien?

-Claro que sí, muchas gracias -Se sacudió la felpa haciendo nuevamente su ruidito de juguete.

-Okey. –Acerqué la silla que estaba a un lado y me senté en ella. -¿Y quién eres? –Me llevé una mano a la cara y me apoyé contra ella.

-Yo soy el director. –Dio un saltito asiendo que nuevamente sonara.

Me eché hacia atrás y abrí grande los ojos. -¿El director?

¿El director es un oso? Ya entiendo porque esta escuela es como es.

-Si –Dijo llevándose las patas nuevamente a las pequeñas caderas.

Siete razones para no enamorarse ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora