Capítulo 21: Es horrible estar sola

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Caminé rápidamente hacia la salida. Tenía que encontrar a ese peluche y sacarle todo el relleno hasta que quedara en sólo el esqueleto del robot.  ¿Cómo se le ocurría firmar la carta para que me retiraran del colegio?

Al llegar afuera divisé al oso, estaba sentado en el pasto junto con Max. ¿No se supone que quiere mantenerse oculto? Desde ahí todos lo pueden ver por la ventana.

Apreté fuerte mis puños haciendo que la carta que aún tenía en la mano crujiera por la presión. Caminé hacia ellos Ignorando completamente de que aún estaba en el colegio.

— ¡Tú!  —Le grité al peluche haciendo que ambos fijaran si mirada en mí. Tiré mi bolso a un lado y de una oreja tomé al peluche

— ¿Qué haces?  —Me dijo él mientras pataleaba. Si no hubiera sido porque estaba enojada ahora me estaría riendo por verlo de esa manera.

— ¿Cómo se te ocurre firmar el permiso para que me sacaran de la escuela? —Lo moví hacia varias partes y él seguía pataleando. Si no hubiera sido porque Max me lo quitó de las manos no sé qué le hubiera pasado por tanto agitarse.

— ¿Te vas de la escuela? —Me dijo Max

—Yo no sabía, lo juro —Se excusó el oso mientras levantaba una pata.

— ¿Entonces cómo sale tu firma? —Le tiré la carta. Max dejó al peluche en el suelo para que tomara la carta. Se puso a leerla inmediatamente.

—Yo no firmé esto… —Murmuró mientras seguía leyendo. —Esta no es mi firma —Me miró.

—Entonces quien fue —Me crucé de brazos. Solo él podía haber firmado, se supone que el director es el que afirma estas cosas.

—Pero aunque yo no lo haya firmado —Dobló el papel y me lo extendió —Fue tu apoderado el que quiso sacarte, así que yo no puedo hacer nada

—Pero yo no me quiero ir… —Murmuré mientras mordía mi labio. Mi mamá solo me quiso sacar de este colegio porque quiso… no había ningún motivo para que me fuera, solo estaba el profundo odio que le tenía al director por culpa de mi tía. Pero eso no me incluía a mí.

No pasó mucho tiempo cuando mi celular comenzó a sonar dentro de mi bolso. Me acerqué a él y lo tomé ya que hace poco lo había tirado.

Cuando saqué mi celular vi que era mi tía.

—Halo —Le contesté desanimada

—Halo, Vale. Tengo que decirte algo sobre tu madre…

—Si sé —Respondí cortante —Me sacó de la escuela por culpa del director

—Yo no hice nada —Reclamó el oso pero hice que se callara haciendo un gesto  con las manos.

— ¿Te sacó? ¿Y cómo?

—Con un papel y un lápiz… oye, espera. ¿No sabías? —Mi tía se escuchaba realmente sorprendida.

— ¡Claro que no! Lo que te quería decir era que tu madre va en camino a la escuela. Tu papá me llamó para que te avisara ya que no tienen tu número.

— ¿Qué vienen? —Eso era lo que me faltaba, encontrarme con mi mamá justo aquí donde estaba Max y el director. Mamá los haría trisas si los llegaba a encontrar.

—Tu madre va enojada, así que no la provoques

—Ella ya está amargada, no puedo provocarla más —Le dije por último y corté la llamada.

—Valeria —Detrás de mí se escuchó esa voz grave que tanto odiaba. Me di vuelta y ahí venían caminando mi mamá con mi papá.

Inmediatamente el peluche se quedó tieso y se cayó de espaldas. Max los quedó viendo. Ya le había contado de qué mamá me hizo daño en la cara, así que ya tenía una mala impresión suya.

Siete razones para no enamorarse ©Where stories live. Discover now