Siete razones para no enamorarse ©

Capítulo 10: Engaños

-Será mejor que se vallan para sus casas, tiene  que ir a elegir sus disfraces –Dijo el director cruzándose de brazos.

-¿Y las clases? –Pregunte yo irónicamente

-Soy el director, puedo hacer lo que quiero

-¿Y tu esposa está de acuerdo? –Dije alzando una ceja.

Al muñeco pareció darle un pequeño escalofrío. Para casi todos los hombres casados sus mujeres son su debilidad, pero de manera macabra.

-Bueno, casi todo; pero eso no cambia las cosas aquí en el establecimiento.

-Por mi está bien –Tomé la botella y el papel en donde había escrito.

-Si te preguntan por qué te vas diles que por un mandato del director

-Bueno –Me fui hacia la puerta. Max quería venir conmigo pero le dije que no ya que me retrasaría más

Me dirigí hacia mi sala, tenía que ir a buscar mis cosas aunque no fueran muchas.

Al abrir la puerta el grupo de chicas que antes estaban coqueteando con Max se pusieron frente a mí.

Volqueé los ojos en forma de indiferencia. Lo menos que quería hacer era pelear con una de ellas, en especial que mentirosa.

-¿Dónde está tu peluche? –Dijo una de ellas haciendo un puchero

-La abandono –Replicó otra mientras se reía –Al igual que sus padres

Una punzada llegó a mi corazón ¿Por qué tienen que meter a mis padres?

Traté de disimular el efecto de las palabras ignorándola y pasando por al lado para llegar a mi puesto

-La pobrecita no tiene a sus papas para que les diga "Te quiero" y por eso tienes ese peluche

Seguí caminando hasta llegar a mi puesto, vi mis cosas, por lo menos las tontas no quisieron hacerle nada a mi bolso.

Eché las cosas rápidamente, la mochila no serraba por el desorden... era extraño ya que yo llevaba pocos cuadernos.

Saqué uno por uno las cosas cuando me di cuenta que al fondo del bolso había un peluche descocido con un letrero de "Te quiero" en la pansa.

Saqué con cuidado al peluche y lo puse enzima de la mesa para que no esparciera la felpa. Vi como las chicas se reían al verme.

Busqué de reojo a Julia pero no la encontré por ninguna parte pero si vi a Josh, estaba con su grupito de amigos riéndose de mí tratando de verse bien con las chicas.

Que patán

Volví a meter los cuadernos al bolso, esta vez sí cerró bien. Al peluche lo metí en una bolsa que tenía en la mochila, me lo iba a llevar para después cocerlo... tal vez no era tan malo. La hoja de antes la metí junto con os cuadernos pero la botella no me alcanzó; cuando la iba a tomar una de las chicas me ganó.

-¿Un pez? ¿Ahora tu amigo es un pez? –Empezó agitar la botella haciendo que el pez empezara a marearse.

-Lo vas a matar –Exclamé intentando quitárselo pero ella lo puso detrás de su espalda. –Entrégamelo por favor

-Que digas "Por favor" no hacer que te lo entregue

-Está bien –hice como si me iba para la derecha haciendo que ella se corriera pero le gané en la velocidad y me giré a la izquierda quitándole fácilmente la botella. –Eres bien tonta –Le saqué la lengua y tomé mi bolso, escuche como se quejaba y me maldecía mientras caminaba

Su lengua, no la mía

Miré de mala gana a Josh mientras me dirigía hacia la puerta haciendo que él cambiara su expresión a serio al verme.

Al salir del salón miré la botella para ver al pececito, estaba nadando normal así no creo que le haya pasado nada.

Di un suspiro de alivio y comencé a caminar pero me detuve al chocar con alguien.

-Perdón –Dije instintivamente levantando la cabeza pero mi expresión cambio al ver a Max frente a mí –No te dije que te quedaras en la oficina

-Pero te demorabas demasiado –Se quejó con una mueca

-Ya vámonos –Comencé a caminar y él me siguió.

-¿Qué es eso de la bolsa? –Dijo mientras la tomaba

-Es un cadáver...

La soltó inmediatamente haciendo una expresión de asco; no pude evitar reírme al ver su cara.

-Es un cadáver, pero de un peluche –Le extendí la bolsa para que lo revisara.

Su expresión cambio a un alivio

-¿Y porque lo tienes?

-Porque unas chicas fueron tan buenas que me lo quisieron regalar

Él no dijo nada después de eso.