VIII

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Tal como había previsto que sucedería, reprobó el examen de matemáticas. No debería estar soprendido, sabía que no le había ido para nada bien pero al parecer eso no impedía que todavía quisiera lanzarse de un puente y acabar con su sufrimiento de estudiante.

— Quiero morir —se dijo mientras ocultaba su cabeza entre sus manos.

No había dormido absolutamente nada y su cara lo decía todo, pues era un desastre viviente; grandes ojeras de panda, bolsas bajo sus ojos y aspecto de zombie cansado. A su lado, Ray habló.

— ¿Qué demonios fue lo que hiciste anoche? Pareciera que hubieras corrido un maratón, o más bien ido al mismo Infierno para luego volver.

"Tuve sexo salvaje con Gerard Way en el mar. Así es, la misma persona de la cual me has advertido no acercarme. ¿Estás orgulloso de mí?"

Frank pensó en decirlo, casi lo hizo, solo para ver la reacción del rizado. Pero en realidad no deseaba saber cual sería, además, probablemente terminaría siendo arrojado por la ventana. Pues viniendo de Ray nunca se sabía. Así que solo se decidió por mentir, lo único que sabía hacer bien.

— Permancí despierto viendo una película. Ya sabes, lo usual.

Pero el maldito genio no pareció creerse su mentira a pesar de saber que Frank era muy depistado. A diferencia de él si había logrado aprobar el condenado examen y parecía estar muy feliz al respecto— ¿En serio? ¿Qué es eso en tu cuello?

Señaló su cuello y por inercia Frank trató de cubrir la marca de amor con una mano— Nada.

— ¿Estuviste con alguien anoche? —cuestionó, con ambas cejas levantadas y mirada curiosa... O acusadora. Si, definitivamente era una mirada acusadora— ¿Y porqué hueles al océano?

— Claro que no. Yo... —pero no logró encontrar las palabras correctas. Porque dejando de lado el hecho que literalmente acababa de perder su virgnidad con el sujeto menos esperado, estaba el pretencioso perjuicio esperando por él para juzgarlo y condenarlo. ¿Qué dirían los demás si se enteraban? Le importaba una mierda lo que pudieran pensar los demás sobre él, pero en cierta forma no se sentía con ánimos de tener que oír lo que pensarán. Y ello desgraciadamente incluía a Ray— ¿Porque tendría que decirte si estuve con alguien o no? Soy lo suficientemente adulto para estar consciente de mis propias decisiones.

— ¿Seguro que estás bien?

Le miró de tal forma que no parecía creerse que aquellas palabras salieron de su boca. Frank suspiró.

— Ray, mis ánimos están por el piso y no he dormido. Ya deja de acosarme con preguntas. ¿Y que si estuve con alguien? No le veo nada de malo.

— Lo sé, es solo que soy tu amigo. Y como tu único y mejor amigo es mi deber preocuparme por ti. Además, tú no te guardas ninguna pregunta conmigo —replicó— Si mal no recuerdo el que me acosa con preguntas sobre mi vida sexual eres tú.

— Eso es diferente.

— ¿Porque?

— Porque yo si tengo el derecho de saberlo.

— Oye, eso no es justo —se quejó el rizado. Quería decir mucho más pero el sonido de la campana anunciando el fin de la clase le privó de hacerlo. Y Frank tampoco le dio tiempo, puesto que apenas escuchó la campana se levantó de su asiento y fue cojeando hasta el escritorio del profesor para discutir sobre su nota.

— Profesor Milligan.

— Sr. Iero. Su presencia ilumina mi día. ¿En que puedo ayudarlo? —el hombre de mediana edad levantó levemente la vista de unos papeles que corregía.

— Es sobre mi examen.

— Oh sí, recuerdo su infame examen. No resolvió ningún punto, aunque fue rápido de corregir.

— El tema es que... Usted sabe que tengo problemas para las matemáticas y me preguntaba si podría darme otra oportunidad para hacer nuevamente el examen. Ya sabe, en lugar de tener que volver a pasar por todo el asunto de nuevo...

— Lo siento, Sr. Iero. Pero no hay excepciones. Usted reprobó el examen, debe esperar al próximo semestre —espetó.

— Pero profesor...

— Sin peros. Reglas son reglas y me temo que debe seguirlas al igual que los demás. Si quiere volver a realizar el examen entonces deberá esperar —Frank soltó un bufido, no era justo. Creía firmemente que todo el mundo se merecía una segunda oportunidad y al ser privado de ello le enfurecía— Ahora si me disculpa, tengo examenes que revisar. Que tenga un buen día, Sr. Iero.

Frank se retiró del salón de brazos cruzados y con una mueca molesta. Ray le abordó en los pasillos.

— ¿Suplicando por otra oportunidad, verdad? Por tu cara he de suponer que no te ha ido bien —dedujó el rizado.

— No, el profesor Milligan no quiso darme otra oportunidad. Dijo que debo esperar al próximo semestre. Lo único que lograré con esto es atrasarme.

— Siempre tan negativo. Debería apodarte Frank el Negativo, te pega bien.

Frank rodó los ojos. Salieron del edificio educativo y le sorprendió ver allí al novio de Ray, el joven de cabello claro y rasgos afilados. Podía ver el parecido con su hermano y le hizo pensar en Gerard cuando no quería hacerlo.

— ¿Mikey? ¿Qué haces aquí? —Ray parecía estar igual de sorprendido que él.

— Solo... Guarda silencio. Te extrañaba.

Atrajó al rizado hacia sí y rodeó su cintura con sus brazos. El abrazo luego se complemento con un beso que duró varios segundos. Frank miró a ambos lados, incómodo.

— Hola, Frank —dijo el nuevo al notar su presencia. Frank le saludó por pura convicción social y se sintió aún más incómodo debido a que no dejaba de mirarlo. Su penetrante mirada avellana le atravesaba el alma. Algo parecía saber, pero fuera lo que fuera lo mantuvo para sí.

— Entonces Mikey, ¿que te trae por aquí? —atinó a decir Frank luego de un momento. Sabía que no era lo más inteligente para decir pero fue lo primero que le cruzó por la mente.

— Vine por Ray —explicó, sonriendo. Ray se sonrojó ante la mirada del más alto— Hoy hay fiesta en el club y no quiero ir solo. Así que me preguntaba si te gustaría venir conmigo.

— Claro que me gustaría, pero...

— ¿Pero? ¿Es por Frank, cierto? No hay problema, que él venga con nosotros —sugirió Mikey.

— No creo que sea una buena idea, Mikey —negó rápidamente Ray a su novio y luego miró a Frank.

— ¿Porque no?

— Porque no creo que sea apropiado...

— Chicos —interrumpió Frank en medio de la discusión, odiaría ser el causante de una pelea entre ambos— No hay necesidad de discutir sobre esto. Ray; en serio aprecio que te preocupes por mí pero no hace falta que lo hagas, puedo tomar mis decisiones. Mikey; gracias por la invitación pero creo que paso.

— Por favor, insisto en que lo hagas —el rubio fue persistente— Quizás así Ray no se sienta tan culpable por tener que dejarte solo otra noche de viernes.

— No, Frank está cansado y necesita descansar —dijo Ray.

Ray no parecía querer que volviera a pisar aquel club del demonio, quizás temía que le sucediese algo o simplemente quería protegerlo de aquel ambiente de criminales. Si tan solo supiera lo que había estado haciendo...

Quizás con el mero fin de evitar otra discusión, demostrarle a Ray que podía cuidarse por sí mismo o más precisamente ante la tentadora perspectiva de ver a Gerard de nuevo, puesto que sabía que estaría allí esa noche, aceptó su oferta.

— ¿Sabes qué? Creo que mejor iré.

Hot ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora