Eres mía, Mia.

X

- Eh... yo... ducha... la...

- ¿Te comió la lengua el vampiro? - pregunto con cierto tono burlón.

No respondí y me di vuelta. Imaginaba mi cara, seguro estaba roja cual tomate. Se escucho su risa y luego me toco el hombro.

- Listo.- gire y efectivamente tenia unos boxers.- Aunque algún día me veras de todas formas así que...

- No te escucho soy de palo, tengo orejas de pescado lalalala.

- A veces eres infantil y tierna. Sobretodo tierna.

Lo mire incrédula.- No soy infantil y mucho menos tierna. Retractate o verás.

- Si lo eres, ademas mírate; eres una enanita del bosque y eres tierna.

Odiaba cuando decían eso solo por el hecho de medir poco. Me acerque con paso firme hacia el y le hice una seña para que se acercara.

Se agacho a mi altura y me acerque a su oreja.

- No soy tierna.- el iba a decir algo pero antes de que respondiera, pase una de mis piernas entre las suyas haciendo que pierda el equilibrio. Me pare y puse un pie encima suyo.- Y si lo vuelves si quiera a pensar, te cortaré en pedacitos, te meteré en una caja y te mandaré al Congo donde los avestruces te destriparan con sus picos hasta que no quede un misero pedazo de ti. ¿Entiendes?

Saque mi pie y el se levanto. Me miro.- ¿Que es el Congo?

Suspire agotada y rei. Tome ropa y una toalla y entre al baño.

(...)

Estabamos en un pequeño restaurante de la aldea. Le dije a Ethan que tenia hambre y me trajo aquí diciendo que era un lugar genial.

Y no lo negaba, la comida era deliciosa. Si sigo comiendo así, no podré pasar por la puerta.

Estábamos almorzando cuando Nancy apareció, nos saludo amablemente. Pero al momento que su mirada encontró la mía, algo me vino a la mente.

Quise pararme y acercarme a ella pero me sentí mareada. Mi visión era cada vez mas borrosa y se le sumaban unos colores que se movían.

- Ethan... no me siento... bien...

Fue lo ultimo que dije antes de caer en la inconsciencia.