XII

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Algo impedía mi paso, era un hombre que se me hacía sumamente familiar. Me acerque mas y lo vi. Era el vampiro que me había atacado aquella vez. Miedo recorría mi cuerpo.

Se acerco corriendo a mi y antes de que pudiera hacer un movimiento, enterró sus dientes en mi cuello. 

Cerré los ojos fuertemente y gemí de dolor mientras rozaba con mis dedos la zona perforada. Mire a aquel monstruo, quien sonrió para después salir tranquilo. Como si nada hubiera pasado.

(...)

No se cuanto estuve ahí tirada. No quería moverme, estaba shockeada. Imaginé lo peor. Si me convertía en vampiro, Ethan ya no me ... querría. Seguro me detestaría.

Lagrimas adornaban mis mejillas mientras me ponía de pie y caminaba hacia afuera.

Volví como pude a la casa. Entré y lo primero que vi fue a un Ethan con ojos rojos en el sofá.

Giro hacia a mi, y al instante corrió y me envolvió en sus brazos. Yo llore y lo abrace. Consideré contarle sobre la mordida, pero no pude decir nada ya que al momento de hablar sentí sus labios sobre los míos.

El beso continuó haciéndose cada vez mas intenso. Con sus manos, agarro mis piernas y las subió quedando estas enroscadas en sus caderas. Lentamente fuimos dirigiéndonos hacia la cama.

El suspiro agitado.- ¿Estas segura de esto?

Asentí con la cabeza al tiempo que volvía a besarle.

El estaba sobre mi mientras me besaba, sus labios pasaron de mi boca a mi cuello donde fue dejando húmedos besos. Su mano acariciaba tiernamente mi cintura. Lo sujete del cuello acercandolo mas a mi.

Poco a poco la ropa a comenzó a sobrar y en menos de lo que pensé ambos ya estábamos desnudos. Se arrimo a la mesita de al lado de su cama y del cajón saco un sobre plateado.

Se colocó la protección necesaria y me miro a los ojos como buscando aprobación. Asentí mientras dejaba un casto beso en sus labios.

Y eso fue suficiente para que entrara en mi. Sus movimientos fueron suaves y cuidadosos las primeras veces, preguntando por mi estado en cada momento. Y, a decir verdad, si dolía al principio. Pero luego el dolor cesó y todo se volvió mas natural.

Sus movimientos fueron acelerando cada vez mas logrando que gemidos sordos se escaparan de mi boca.

Al llegar al punto culminante, mi espalda se arqueo y su pecho aumento la velocidad. Luego, se fue dejando caer lentamente a mi costado.

Ninguno hablaba, solo se escuchaban las respiraciones de cada uno. Finalmente el giró hacia mi. Me regalo una sonrisa llena de ternura y me abrazo rodeando con sus manos mi cintura. Susurró varias cosas en mi oído mientras acariciaba mi cintura. Poco a poco fui cayendo en los brazos de Morfeo. 

Eres mía, Mia.Where stories live. Discover now