Capítulo 16: "La verdad"

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— ¿Entramos?— le pregunto, apretando su mano. Avril suspira y asiente, y acto siguiente, llama al telefonillo. El terapeuta nos abre el edificio y subimos al ascensor.

Hoy es el temido martes, el día en que vendríamos juntos a su psicólogo y ella me diría todo sobre su vida. Le insistí en que no era necesario que me lo contara hoy, pero Avril habló con el terapeuta y él le aconsejó que lo hiciera como ella quisiera y se sintiera cómoda. Así que... Aquí estamos.

Cuando llegamos a la tercera planta, un hombre negro nos está esperando. Es de mediana edad, alto y fuerte. Sus ojos están achinados por la deslumbrante sonrisa blanca que inunda su rostro. Intuyo—y solo intuyo—que él es a quien venimos a ver. Nos mira alternativamente, pero sin dejar de sonreír.

— Buenas tardes, Avril.— ella asiente a su saludo, y el hombre me mira a mí. — Tú debes ser Axel, soy Merrit, el psicólogo de esta señorita.— nos hace pasar a la entradilla del apartamento.— Ahora, empecemos: mientras yo hablo con Axel en el salón; Avril, tú irás a la consulta y ahí escribirás todo lo que quieras decirle en un papel. Cuando termines, vendrás. Y lo que haremos a continuación, os lo diré en su momento. ¿Entendido?

Ambos asentimos con la cabeza, yo estoy sorprendido por los pocos preámbulos que ha usado este hombre. Avril tira de mi abrigo, llamando mi atención y se pone de puntillas para darme un pequeño beso. Antes de que me dé cuenta, Avril ya se ha perdido en el interior de una habitación al otro lado del pasillo.

Merrit pica mi hombro para despertarme de mi ensoñación y me hace pasar al salón. Se sienta en un sillón de piel marrón claro y me insta a imitarlo a su lado. Soltando un bufido interior, me dejo caer junto a él y coje una libreta de la mesa de café, al igual que un bolígrafo.

— Empecemos. ¿Axel es tu nombre, un diminutivo o un apodo?

— Es mi nombre.— contesto y él hace una anotación en su libreta.

— ¿Edad?

— Veintitrés.

— ¿Años naturales o cumplidos?

— Cumplidos, pero señor...

— Estudias matemáticas, ¿no?

— Sí, pero...

— ¿Vives solo o compartes piso?

— Merrit, con todo respeto, no creo necesario nada de esta información pues no tiene nada que ver con Avril, y yo estoy aquí por ella.— sonríe ante lo que he dicho y deja el cuaderno a un lado; por lo que frunzo el ceño.

— Bien, aquí quería yo llegar.— se acomoda en el sofá y me mira.— ¿Habéis hecho vuestra relación pública?

— No, aunque es un secreto a voces en mi familia y su mejor amigo lo sabe. Además, no le hemos puesto nombre a esto.

— ¿Estás seguro de quererla a tu lado?

— Mire, yo la quiero y quiero un futuro con ella. Sé que hay mucho que superar primero: el trauma que arrastra desde el instituto, su inseguridad frente a los hombres, el rechazo de su padre y más; pero estoy dispuesto a acompañarla en este proceso así ni se le ocurra volver a insinuar que hago esto por pena o algo así.

— Bueno, pues llegados a este punto; debo informarte que para darle seguridad a Avril con vuestra relación, tenéis que hacerla pública, que todo el mundo sepa que, por el momento, os pertenecéis.

— ¿Y su padre? ¿Qué hacemos con él?

— Eso lo dejaría a la elección de ella, pero debes apoyarla elija lo que elija.— asiento en señal de acuerdo — Y estaría bien que tuvierais citas como las demás parejas y; por otro lado, trabajéis la confianza, por ejemplo pasando tiempo en sitios en los que ella no está cómoda o tengáis más intimidad, como tumbaros un rato en la cama o tomar una ducha juntos, y no necesariamente tenéis que estar desnudos.— me lanza una mirada pícara que me hace sonreír.

Turn around, Bright Eyes (#1 Serie Bebés)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora