Capítulo N°1

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  Me siento atrapada en la incomodidad de este pueblo, rechazando la idea de haber sido llevada a este rincón remoto del mundo

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  Me siento atrapada en la incomodidad de este pueblo, rechazando la idea de haber sido llevada a este rincón remoto del mundo. Hygrel se erige como un espectro olvidado en los confines de la civilización, rodeado por un bosque impenetrable que alimenta oscuras leyendas de terror. A pesar de las advertencias, aquí estoy, una forastera en esta tierra extraña. La pérdida reciente de mi padre impulsó nuestra mudanza, escapando del peso de los recuerdos que inundaban nuestra antigua casa. Ahora, mi madre busca un nuevo comienzo, una decisión que nos ha arrojado a lo desconocido.

  Con dificultad para concentrarme en la clase de matemáticas, dirigí discretamente mi mirada hacia la ventana a mi derecha. Desde el tercer piso, observaba el estacionamiento del instituto y el bosque que separaba el instituto del vecindario donde vivía ahora.

  El bosque otoñal capturó mi atención, con sus hojas danzando al ritmo de la brisa como si contara una historia. Quedé hipnotizada por el movimiento de las hojas, cayendo al suelo con gracia en su baile con el viento.

  A lo lejos, divisé un grupo de chicos, probablemente dos años mayores que yo, vestidos con el uniforme escolar: pantalones azul marino, camisas blancas y chaquetas azules a juego. Aunque, mi atención se desvió hacia el paisaje, mantuve la visión periférica mientras la clase llegaba a su fin y todos nos retirabamos.

  Consciente de la oscura reputación del bosque, sabía que era el atajo más directo hacia mi casa, a solo diez minutos de distancia. Sin embargo, tomar el autobús significaba extender el viaje hasta los cuarenta minutos.

Sin dudarlo, me adentré en el bosque, dejando atrás la fila de autos estacionados y adentrándome en la arboleda. Cada paso sobre la tierra húmeda era un recordatorio de mi decisión audaz. Luchaba por grabar en mi mente cada detalle del camino, mientras me esforzaba por avanzar con cautela. Afortunadamente, el sol aún pintaba el cielo con su luz.

  Un ligero crujido en la espesura de los árboles hizo que me volviera con brusquedad, alerta ante el repentino sonido. Los pasos se acercaban, resonando con una intensidad que aceleraba mi pulso.

  De repente, una sombra oscura cruzó frente a mí, moviéndose con gran velocidad. Antes de poder discernir qué era, había desaparecido, dejándome con la incertidumbre palpitando. Pero, antes de asimilar lo ocurrido, otra figura se cruzó ante mí, esta vez, con una elegancia canina que me dejó pasmada. Era un perro, con un pelaje dorado que brillaba. Aparentemente cuidado y domesticado, su presencia añadía un giro inesperado a la atmósfera tensa del bosque.

El cachorro me miró brevemente, sin mostrar señales de agresión, dejándome inmóvil ante la incertidumbre. Siguió hacia otro perro cercano, revelando que el bulto negro inicial era este segundo can. Juntos, se alejaron con calma, mientras yo me reponía del susto con una risa nerviosa. Me enderecé y continué mi camino tras regular mi respiración.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando me di cuenta de que me había perdido por completo. Ya no tenía idea de dónde venía ni hacia dónde iba, y la oscuridad del bosque amenazaba con devorar mi cordura. Mis ojos escudriñaban desesperadamente el entorno, pero solo encontraban imponentes árboles que me rodeaban.

Entre Vampiros y LobosWhere stories live. Discover now