"Seth Miller y Austin Steel... rivales, enemigos, como quieras llamarlos, pero son complementarios. No pueden vivir juntos, se odian; más, no pueden vivir sin el otro, su vida depende de ello. Y luego estoy yo, en medio de su rivalidad, haciendo que...
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El viento helado se coló por la venta de mi habitación, obligándome a levantar de la cama. Se encontraba cerrada y el frío entraba entre las hojas de vidrio. El invierno comenzó con una helada y varios días lloviendo, un ambiente que muchos les hubiese parecido agradable a la vista, sin embargo, hoy el sol salió con todo su esplendor, arruinando el bello paisaje que pude contemplar durante días. A pesar del sol, el frío se hacía sentir fuerte en la habitación con el soplar del viento, por más que la calefacción estuviese encendida.
Me dirigí al baño, me duché, cepillé mis dientes y cabello para luego, cambiarme el pijama por la primera muda de ropa que vi. Unos jeans celestes, una camiseta blanca y una sudadera gris. Tomé mi tiempo en cambiarme, hoy no tenía mucho que hacer, era sábado, no tenía clases, ni tareas, un día libre para mí. Quizá pasar tiempo con mi madre, eso suena bien, si no es que hoy también se va a trabajar.
Bajé las escaleras con un paso lento, esperando escuchar el ruido del televisor encendido en las noticias, sin embargo, no pude escuchar más que silencio. Caminé hacia la cocina y evidentemente, ella no se encontraba allí. La ilusión de verle sentada desayunando, se desvaneció.
Sobre la mesa, pude ver una hoja doblada de papel. Fui hacia ella, la tomé y la abrí para ver que era. Una nota, de puño y letra de mi madre.
"Fui a resolver un caso de urgencia, regreso a la hora se siempre. Te amo"
Arrugue el papel en mi mano para luego tirarlo en el sesto de basura junto al refrigerador.
Ya se me hacia costumbre no verle por días. Quizá hoy me visite Koule, él pasaba por aquí y si no podía sentir la presencia de mi madre con sus sentidos sobrenaturales, llamaba a la puerta a saludarme. Sin embargo, sus visitas cada vez eran menos frecuentes, estaba convencida que era porque Parker no le dejaba visitarme y solo me ocultaba la verdad para no hacerme sentir mas culpable de lo que ya me encontraba.
El timbre de la puerta sonó captando mi atención, quizá sea Koule. Fui a la entrada y abrí la puerta, aunque, para mi sorpresa, no era la persona que esperaba. Allí se encontraba de pie mi vecino, Poule. Vestía con unos jeans claros y una chamarra negra bien cerrada, que intentaba cubrirlo del frío. Su cabello rubio se encontraba hecho atrás, dejándose ver sus ojos miel y sus fracciones que lo dejan en evidencia que tenía poco mas de veinte años.
– Hola, Skyler -él fue quien saludo primero, con un tono de cortesía demasiado fingiendo para mi gusto.
– Hola -procuré sonar de la misma forma que él lo hizo conmigo.
Con mi tono, se percató de como había sonado, así que le vi aclarar su voz en silencio para continuar.
– Venía para preguntarte si te gustaría ir conmigo a tomar algo esta tarde.
– ¿Disculpa?
– Bueno -veo como hace movimientos nerviosos con sus ojos, de un lado hacia el otro sin saber como continuar. Me hizo recordar a un personaje de caricatura-. Quizá con este frío podríamos ir a tomar un café.
