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Marinette escuchaba voces en la lejanía. Decían demasiadas cosas a la vez y le costaba mucho entender. A veces trataba de abrir los ojos sólo para ver luces difusas y, en algunas ocasiones, creía que hasta humo. A veces, sólo escuchaba su nombre. Marinette, Marinette, Marinette... una y otra vez. En una ocasión creó escuchar un nombre que ya hace mucho había olvidado. No importó mucho. Al final terminó rindiéndose y se dejó llevar por la oscuridad.


  ❇❇❇  


Marinette abrió los ojos lentamente, sintiendo la boca seca. Se desesperó un poco la notar que tenía los párpados pegados a causa de las lagañas, llegando pensar por un instante que tenía los ojos cosidos o que no podía ver. Quería agua, ¿dónde podía conseguir agua? ¿Qué había pasado? Miró alrededor y se asustó al ver el ambiente estéril y encontrarse rodeada de cortinas blancas inmaculadas. ¿Dónde estaba? ¿En la morgue?

Se sentó como pudo y corrió la cortina a un lado. Cuando lo hizo soltó una mueca de dolor, le dolían las extremidades y, cuando comenzó a revisarlas fue que se percató de que traía puesta una intravenosa. Esta vez prestó atención a las voces que le parecían tan distantes. Reconoció la voz de Alya. Su mejor amiga estaba cerca de la puerta hablando por teléfono. Trató de mirar alrededor pero la cabeza le daba vueltas. ¿Cuánto había dormido? Y entonces lo vio. Se sintió idiota por no haberlo notado antes. Adrien estaba sentado en una esquina de la habitación, dormitando con la cabeza de lado. Incluso así, todo desparramado sobre una pequeña silla, se veía guapo. Marinette sintió la sangre invadir su rostro. Sólo entonces recordó lo que había sucedido.

Le entraron ganas de llorar por alguna razón. Quizás porque Adrien al fin sabía quién era ella, aunque no se dio cuenta por sí mismo, había sido entrado en razón por Félix...

Félix.

¿Dónde estaría? ¿Cómo era posible que él si la hubiese recordado durante todo ese tiempo? ¿Qué hacía Adrien allí?

—¡Amiga! —dijo Alya, dándose cuenta de que había despertado. Había estado en el escritorio de la enfermera devorando unas galletas—. ¡No te imaginas el susto que nos diste, Marinette!

Marinette sonrió mientras dejaba que Alya la reprendiera.

—¡Son las cinco de la tarde, te la has pasado durmiendo tanto tiempo que pensé que estarías en coma, chica! Por Dios, Marinette, no vuelvas a hacerme algo así... La enfermera dijo que si no mejorabas esta noche tendría que llevarte al hospital y...

—Alya... ¿Qué hace Adrien aquí?

Alya parpadeó sorprendida por lo ronca que se escuchaba la voz de Marinette, pero luego le sonrió con dulzura y perversión, algo que sólo alguien como Alya podía conseguir.

—No te me quieras pasar de lista, Marinette —dijo Alya—. ¿Sabías que Adrien tiene un hermano mayor llamado Félix? ¡Son idénticos! Aunque el Félix ese me parece un total estirado..., como sea, a mitad de la noche ambos aparecieron acalorados aquí, ¡casi llorando! Palabras de la enfermera, no mías. Dijo que habías sufrido un colapso. Tu presión arterial había sufrido muchas subidas y bajadas y estabas deshidratada, lo que te causo fiebre, y para colmo metida en el parque a mitad de la noche, Marinette, por Dios, niña... Nunca aprendes. También has dormido poco, ¿no es así? No servirá que trates de mentirme.

—Y Adrien se quedó...—dijo ella, tratando de evadir el tema de su salud.

Marinette lo miró y aunque Alya no la viera sonreír, sabía que ella sonreía en su interior al ver el rubor en sus mejillas... eso o seguía teniendo su escandalosa fiebre.

¿Quién es Ladybug? [#1]Where stories live. Discover now