-26-

7.3K 670 769
                                    

A Marinette le tocaba ayudar a sus padres en la panadería esa mañana. Pronto sería mediodía y ella podría volver a perder el tiempo viendo revistas de Adrien, tratando de desviar sus pensamientos acerca Chat Noir. Estar en la panadería la hacía sentir nostálgica. Extrañaba mucho a sus padres. Había estado tan ocupada siendo Ladybug que ni siquiera se había permitido extrañarlos, así que volver a casa le era difícil a sabiendas de que volvería al instituto y no los volvería a ver en un buen tiempo. Además de que seguro habían estado apretados en la panadería con las fiestas. Era víspera y la gente seguía dejando todo para último momento.

—Ya puedes irte, cariño —le dijo Sabine.

Marinette se quitó el delantal mientras pensaba qué se prepararía de comer, o si su padre habría cocinado algo. Tal vez podían cerrar un poquito más temprano y jugar videojuegos, o tal vez ayudaría a limpiar la casa mientras sus padres seguían en la panadería. Sabía que su papá no le pediría ayuda para la cena, en especial estando Bridgette en la casa. Supuso que podría jugar un poco con ella cuando regresara de donde había ido y luego arreglarían la mesa juntas. Seguía pensando lejos cuando escuchó la campana del establecimiento. 

—Buen día —dijo Félix Agreste al entrar.

—¡Hola, Félix! —dijo Marinette al verlo.

—Hola —canturreó Sabine.

—Marinette, he venido... a hablar contigo.

Marinette frunció el ceño. —¿Conmigo?

—Sí. Creo que necesito a una amiga.

Marinette se sobresaltó. No pensó que Félix la llegase a necesitar nunca. Era tan dependiente de sí mismo y soberbio que aunque él necesitase ayuda alguna vez, dudaba que su orgullo le dejara pedirla.

—Claro, dame unos minutos.

Marinette buscó sus guantes, abrigo y bufanda. No estaba preparada para lo que sea que Félix quisiera hacer, pero sabía que no era bueno hacerlo en su casa. Sus padres a veces podían ser un tanto metiches. 

—¿Te gustaría ir a algún lugar? —le preguntó Félix, abriéndole la puerta.

—No. ¿Qué hay de ti? ¿Hay algo de lo que quieras hablar? —preguntó Marinette, con inocencia.

—No... Yo sólo quería pasar el rato con alguien —dijo Félix, inexpresivo.

—Llamaría a Bridgette para que viniera con nosotros pero salió temprano —dijo Marinette.

—¿Bridgette?

—Se está quedando con nosotros porque mis tíos están para Shanghái.

—Ya veo... ¿Qué haría Bridgette fuera de casa a estas horas? —Félix cayó en cuenta luego que había dicho lo que había pensado.

Marinette lo miró con una sonrisa traviesa. —¿Interesado en Bridgette?

—Ridículo —dijo Félix al instante—. Ella no me gusta.

—Pensaba que sí —dijo Marinette.

—¿Por qué pensar eso?

—No lo sé. Cosas mías... ¿intuición?

—Deberías llevar esa intuición al doctor, o al manicomio, lo que te sea más conveniente.

Félix deseó llevar un bozal en la boca en ese momento. Sintió miedo de que su condescendencia ocasionara que Marinette se alejara, pero ella se rio, lo cual lo desconcertó. Pero la risa era mejor que el rechazo, así que lo dejó estar.

—Bridgette también dice que tengo ideas locas —dijo ella. Caminaron unos metros en silencio hasta que Marinette volvió a hablar—. ¿De verdad no quieres ir a un lugar en específico?

¿Quién es Ladybug? [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora