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Marinette cerró las ventanas de su habitación. Había sido una muy mala idea dejarlas abiertas para ver la vista, hacía demasiado frío. Tikki la convenció de que ninguna vista valía el precio de que pescara una pulmonía. Pero a veces, solo a veces, en su habitación del instituto, se sentía sofocada. A veces por su futuro académico, a veces por su rol de heroína, a veces ni siquiera sabía a qué se debía.

Pero cuando pensaba en Adrien... la forma en la que se quedaba sin aire no era similar, era hasta placentera, y hacía que olvidara sus preocupaciones.   

—¿No quieres ver si tu historia fue puesta en el blog, Marinette? —le preguntó Tikki.

Marinette no le respondió, estaba arreglando varias telas que tenía para sus diseños, desparramadas, cuando encontró un cascabel. Se quedó viéndola ensimismada, con sus pensamientos únicamente para ella. Tikki la miró con curiosidad.

—Marinette, ¿me estás escuchando?

—¿Eh? —dijo ella, saliendo de su trance—. Lo siento, Tikki. ¿Qué decías? ¿Quieres más galletas?

—Nunca negaré una deliciosa galleta, pero te decía si no quieres ver si tu historia está en el blog.

—No lo creo, Tikki. Escribir no es lo mío. Te apuesto a que la de Alya sí está, me muero por leerla. —Marinette sonrió, aún acomodando sus telas.

—Me pregunto... Si Chat Noir también es un estudiante como tú, ¿crees que su historia estaría en el blog?

—No lo sé, Tikki. Mejor no saberlo.

—¿Por qué?

—Podría enterarme de quién es.

—¿Yyyyyyyyy?

—Eventualmente él podría descubrir quién soy yo. Y no quiero eso, Tikki. Lo sabes. No quiero que sepa quién soy y termine decepcionado al ver quién está detrás de la máscara.

—Marinette —dijo Tikki, con un leve tono de reprimenda—. ¿No será que tienes miedo a que él no te quiera de otra forma que no sea como Ladybug?

La tela rosa amaranto que tenía Marinette se deslizó entre sus manos. Ella trató de que no se hubiese notado y la recogió con prisa, ¿pero cómo podía engañarse creyendo que Tikki no se daría cuenta? Tikki era su amiga, más que eso, como una pequeña hermanita de otra especie que hacía el papel de hermana, amiga y madre a la vez. Tikki conocía a Marinette mejor que ella misma.

—Tikki... —comenzó a decir Marinette, pero fue interrumpida por el sonido de unos nudillos contra su puerta. Tikki se escondió.

—¡Soy yo! —dijo Alya, del otro lado de la puerta.

—¡Pasa! —dijo Marinette.

—Amiga, qué desastre. Parece que pasó un huracán por aquí —comentó Alya, sentándose en un hueco disponible en la cama de Marinette.

—Mis telas estaban mal ubicadas, traté de arreglarlas y luego me dije que lo mejor era arreglarlas todas y organizarlas de una manera más eficiente. Este es el desastroso resultado.

—Marinette, si necesitabas ayuda sólo debías tocar mi puerta.

—No quería molestarte —sonrió Marinette.

—Tonterías.

—Le pedí algo de ayuda a Bridgette, dijo que vendría.

—¡Y llegó por quién lloraban! —dijo Bridgette, apareciendo en el umbral de la puerta—. Lamento entrar así, es culpa de Marinette por darme copia de sus llaves.

¿Quién es Ladybug? [#1]Where stories live. Discover now