Capítulo 12 🌟Editado🌟

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(Esteban)

Todos estábamos estupefactos, nadie decía nada, Brais estaba un poco alejado. Se veían un poco de quemaduras lo cual era raro porque no traía su cadena en la pelea, en cambio el hijo de Eros, Peter estaba al otro extremo callado. Sus moretones se curaron rápido, yo aún no podía creer que Brais fuera así de fuerte, había entrenado algunos años con mi padre pero no se acerca a como pelea Brais. Yo soy el hijo del Dios de la guerra pero aquel Cupido era demasiado hábil con las armas y ni hablar de sus golpes.

Los chicos se dirigieron a una casa, se supone que es la casa de Aaron, al entrar se podía notar lo acogedora que era. Un señor nos recibió con una hermosa sonrisa y nos dio café a pesar que ya era un poco tarde para tomar café, pero según Aaron cualquier hora es digna para una tasa de café, nos dirigimos a su cuarto y nos sentamos todos en su cama a excepción de Brais. El miraba por la ventana del cuarto todos lo mirábamos y luego mirábamos a Peter.

— Chicos creó que ya nos estamos tardando — habló Aaron — debemos ingeniar algo para encontrar al hijo de Zeus.

Brais sacó su celular luego de que viera un mensaje se tenso, metió sus manos a los bolsillos delanteros de su pantalón y estaba a punto de irse pero Aaron lo detuvo.

— Brais esto es serió no te puedes ir así sin mas — Brais tiró de su brazo para soltarse del agarre.

— Escucha Aaron, se que encontraremos a el hijo de Zeus pero tengo que irme, no puedo quedarme un segundo más aquí. Planeen ustedes y luego me dicen pero yo me tengo que ir.

Y así sin más cruzó la puerta y se fue, todos nos quedamos sin palabra alguna nadie hablaba, pero esta vez decidí hablar.

— Oye tu — dirigí mi mirada a Peter —  ¿Porque tanta rivalidad entre ustedes? Se supone que son los hijos de los Dioses del amor ¿Y se odian? Brais casi te mata.

— Son cosas que resolveremos, pero en estos momentos tenemos que encontrar al hijo de Zeus.

(Brais)

Sabía que tenía que estar con los chicos pero llevarle la contraria a mi padre sería muy malo, caminaba por las calles para llegar más rápido a casa, pero un brillo llego a mis ojos. Miré de donde provenía así que decidí caminar hasta el lugar, había un chico sentado en un árbol, de sus manos brotaban chispas. El chico bajo del árbol cayendo encima de mi, sus ojos grises me miraban con confusión, lo empuje para que se bajará, lo tome del cuello. Pero esos ojos.

— ¿Bronte? — me acordaba de sus ojos cuando tenía catorce años, cuando nos tocó entrenar a los dos.

— ¡No puedo creer que estés aquí Brais! ¿Creí que Afrodita te había mandado a Grecia?

— Claro que no, los Dioses decidieron mandar a todos al mismo país, solo faltaban tu y Verone sabes que tu prima no sabe nada.

— Mañana conoceré a todos, se muy bien que tienes que llegar a tu casa a tiempo, nos vemos amigo.

— Me alegra verte.

Por fin lo había encontrado, sabía muy bien lo mucho que el entrenó durante esos dos años, esperó nos vaya bien en esa batalla y podamos ganar para salvar la tierra.

Los Hijos De Los Dioses (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora