Capítulo 30.

7.5K 272 67
                                    

Louis Tomlinson

¡Habíamos marcado! ¡Sí, sí, sí! ¡Éramos campeones de la Champions!

Celebré aquel gol como nunca. Salté y grité por el salón de mi casa, pero de repente reparé en que Amy estaba a mi lado y me giré para seguir celebrándolo con ella. No sé cómo ocurrió, pero de un momento a otro mis labios se habían posado ligeramente sobre los suyos, aunque en cuanto hicieron contacto y ambos notamos lo que estaba pasando, nos separamos rápidamente, ella completamente roja.

—Lo siento —murmuré. Ella sonrió levemente.

—No te preocupes. Habrá sido la emoción del momento —nos quedamos mirándonos en silencio. Carraspeó antes de romperlo—. Creo que debería irme.

Humedecí mi labio inferior con la lengua mientras observaba como recogía sus cosas.

—Te llevo.

—No hace falta.

—Insisto

Al final, terminó accediendo así que, sin recoger el salón ni nada, salimos de mi casa. El trayecto hasta la suya fue prácticamente en completo silencio. Aparqué frente a la casa de Eleanor y ambos nos bajamos del coche.

—Gracias por traerme.

—No hay de qué —contesté y empezó a andar hasta la puerta de su casa, pero se giró antes de entrar.

—Louis —me llamó—. No le des vueltas a lo que ha pasado, no ha sido nada —me dijo con una sonrisa. Asentí con la cabeza sonriendo también y cuando la vi entrar, me acerqué a la puerta de la casa de mi novia.

— ¿Qué haces tú aquí?

— ¿Es que no puedo venir a visitar a mi novia? —dije divertido antes de unir nuestros labios.


Nos estábamos besando. Más bien, devorándonos. Mis manos recorrían de arriba abajo su muslo hasta llegar al borde de sus pantalones cortos mientras su lengua buscaba desesperada la mía. Enganché el otro brazo alrededor de su pequeña cintura y, con un rápido movimiento, conseguí dejarla con su espalda totalmente apoyada sobre el sofá. Apoyé una mano a la altura de su cabeza para que mi peso no cayera sobre su cuerpo mientras la otra se adentraba bajo esa camiseta de fútbol que la quedaba bastante ancha. Noté que un escalofrío había recorrido su cuerpo ante mi caricia y sonreí de lado. Sus ojos verdes me observaban mientras se mordía el labio inferior, haciendo que mis ganas de besarla sin parar volvieran una vez más.

Me incorporé sobresaltado con mucho calor. Se podría decir que incluso estaba sudando. Miré a mí alrededor al no reconocer mis cosas en aquel lugar.

— ¿Estás bien, Louis? —parpadeé un par de veces. Quizás contrariado porque la chica que se encontraba tumbada a mi lado en la cama no era la chica rubia de ojos verdes.

—S-sí.

— ¿Seguro? —volvió a preguntar.

—Seguro. Voy a por un vaso de agua —deposité un beso en su frente—. Ahora vuelvo —busqué mis calzoncillos que habían acabado en el suelo horas atrás, me los puse y salí de la cama.

Bajé a la cocina, cogí un vaso, saqué agua de la nevera, lo llené hasta arriba y de un solo trago, me lo bebí entero. Me apoyé en la encimera. ¿Qué era lo que acababa de pasar?

¡Qué pregunta tan fácil! —gritó mi subconsciente— Estabas soñando con ella.

Y otra vez los ojos verdes volvieron a mi cabeza. Sacudí la cabeza intentando que salieran de ella pero fue un intento fallido. No solo volvieron los ojos si no más imágenes de aquel sueño que había tenido: sus labios sobre los míos, mis manos bajo su camiseta...

Our Little Secret #BEAwards2016 #GBAwards2016Where stories live. Discover now