Capítulo 60.

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Elizabeth Hunt

Tal y como le había prometido, nada más salir por el portal, le llamé por teléfono. Iba caminando mientras hablábamos de trivialidades y bromeábamos el uno con el otro cuando empecé a notar la presencia de alguien a mis espaldas. Giré la cabeza con disimulo para mirar hacia atrás y no me gustó lo que ví: un hombre más alto que yo, vestido de negro, con la capucha de la sudadera puesta y las manos en los bolsillos de esta. Decidí no darle demasiada importancia y continué mi camino mientras hablaba con mi chico.

— ¿Qué clase de amigo hace esas cosas? —pregunté medio riendo después de que él me contara una broma que le habían gastado los chicos a Harry.

— ¡Pues nosotros! —exclamó con total naturalidad.

Iba a contestarle cuando sentí unas manos agarrándome desde atrás. Me taparon la boca y el móvil cayó al suelo. Me removí, intentando deshacerme del agarre y conseguí que quitara la mano de la boca cuando le mordí.

— ¡Zayn, por favor! —grité esperando que del golpe el teléfono no se hubiera roto y pudiera oírme— ¡Za-! —intenté llamarle de nuevo pero la mano de mi atacante volvía a posicionarse sobre mis labios.

—Aquí tenemos una preciosidad que es toda una fierecita —por la voz, supe que se trataba de un hombre, probablemente el que había visto tras de mí unos minutos antes—. Vamos a ver si en realidad lo eres tanto como parece.

De un empujón, me colocó contra la pared y no pude evitar que las lágrimas empezaran a caer sin control por mis mejillas. Los recuerdos de mi pasado vinieron de golpe y solo deseaba que alguien me salvara de volver a vivir aquel infierno otra vez. Sentí las asquerosas manos de ese hombre introducirse bajo mi chaqueta y, a su vez, bajo la camiseta para empezar a manosearme. Cerré los ojos con fuerza, intentando pensar que en realidad nada estaba ocurriendo. Sus labios empezaron a recorrer mi cuello con demasiado ímpetu y aunque yo no hacía más que retorcerme para intentar deshacerme de él, era inútil puesto que él era bastante más fuerte que yo.

Estaba a punto de darme por vencida, casi me había resignado a pasar por ese horror otra vez cuando alguien me quitó de encima a ese hombre. Lo lanzó contra el suelo y se dedicó a propinarle varias patadas en la boca del estómago y algún que otro puñetazo en la cara.

— ¿Estás bien, Liz? —se dirigió a mí una vez el hombre yacía en el suelo dolorido. Cogió mi cara entre sus manos ya que no contestaba— Por favor, Liz, dime que estás bien, por favor —asentí levemente con la cabeza con mis ojos llenos de lágrimas.

—Gracias por venir —susurré antes de echarme a llorar y refugiarme entre sus brazos. Me abrazó fuertemente y besó seguidas veces mi pelo.

—Estoy aquí, Liz. Ya ha pasado. Tranquila —murmuró—. Ahora mismo llamo a la policía y nos vamos a casa.

—No quiero tener que ir a comisaría —susurré—. Por favor, solo llévame a casa.

Depositó un cariñoso beso en mi sien y, abrazándome por los hombros para pegarme más a su cuerpo, me guió por la calle. Apenas me di cuenta que habíamos vuelto a su apartamento. Subimos en el ascensor hasta el segundo sin que yo consiguiera despegarme de él, en sus brazos era el único sitio en el que me encontraba a salvo en este momento. Abrió la puerta de su casa y entramos.

— ¿Te...encuentras mejor, Liz? —preguntó casi con miedo. Asentí levemente con la cabeza.

—Zayn, ¿puedo darme una ducha?

—Por supuesto. Te dejaré algo de ropa para que puedas cambiarte.

Le seguí por el pasillo hasta su habitación. De un cajón sacó uno de sus boxers y luego, del armario, una camiseta y un pantalón de deporte. Me lo tendió, sonreí y musité un "gracias" antes de dirigirme al cuarto de baño.

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