11.

128 30 7
                                    

Las clases se pasaron volando. Usualmente odiaría que sucediese de esa forma, pero no es así esta vez.

Sonó la campana, señal de que había comenzado oficialmente el recreo, señal de que vería a Natalie otra vez.

Salí del aula corriendo mientras empujaba a cualquiera solo para verla.

Al parecer ella hizo lo mismo.

—¿Buscabas algo? —dijo tomándome despistado.

Dirigí la mirada hacia ella y la encuentro con los brazos cruzados.

—Tal vez a alguien —le respondí.

Sonrió.

—¿Lo encontraste?

—La encontré —respondí haciendo énfasis en "la".

—Me alegra. ¿Vamos?

Caminamos, charlamos e hicimos todas esas estupideces cursis que hacen las personas cuando se gustan. Me pidió disculpas una y otra vez por el accidente de aquel día, y, como persona cortés que soy, lo aceptaba.

Sonó la campana de nuevo, acabando con el momento corto más largo que he tenido.

Y, al parecer, algo bello ha comenzado.

Mi espejo y yo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora