PRÓLOGO

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Antes de empezar esta nueva historia que se que ustedes estan muy ansiosos por leer, quiero decirles que no es necesario que lean "Alex" para poder leer esta. Sin embargo, sería muy lindo que se pudieran pasar por esa novela en algun otro momento. Ya que esta se basa en una trama bastante parecida a la anterior y, por supuesto, nace de esa. En fin creanme, estoy muy emocionada por empezar esta nueva novela. Se que les dije que no habría segunda parte, pero esta técnicamente es una continuación, asi que espero que la disfruten y acojan como a la primera.
Ahora sii!! Pasemos a la historia!

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10 años.

Amanda no estaba exactamente segura de en donde se encontraba. Solo sabia que era un lugar extraño para ella. Olía extraño. Todo era extraño. Y eso, que nisiquiera habia abierto los ojos. Queria abrirlos, pero se sentía demasiado cansada como para hacerlo.
No había ruido. Solo silencio. ¿Porque? ¿Donde se encontraba? Decidió hacer un pequeño esfuerzo e intentó abrir los ojos. Lo logró, pero lo que se encontró no era lo que estaba esperando. Un par de grandes ojos azules le devolvieron la mirada. ¿O eran verdes? Parecían ser extraños. Y le encantaron. Pero le pertenecían a un extraño a quien nunca antes había visto.
-¿Quien eres? - exigió saber
El chico sonrió. Y a Amanda le pareció una sonrisa muy bonita. Pero seguía sin conocerlo. Asi que no dijo nada.
-Me llamo Aiden, pequeña - dijo él, sin perder la sonrisa de su rostro
Amanda frunció el ceño ante la palabra pequeña. Ella no era ninguna pequeña. Ya tenia diez años.
-No soy pequeña - dijo, enfurruñandose
El chico, Aiden, alzó las manos al aire.
-Lo siento - se disculpó - no eres pequeña - corrigió él - eres una princesa
Amanda no pudo evitar sonreir y sonrojarse al mismo tiempo. Alzó las manos para cubrirse el rostro... o de hecho, lo intentó, porque el cansancio pudo mas que ella y finalmente dejó caer los brazos, sin entender que estaba sucediendo.
-¿Porque no puedo moverme? - preguntó - ¿Porque me siento tan cansada?
Él se acercó más. Aun con la sonrisa en su rostro.
-Porque eres una personita muy especial - contestó y Amanda ladeó el rostro
¿En serio?
-¿De verdad? - preguntó, sintiendo una sonrisa asomandose a sus labios
Él asintió.
-Y por eso yo voy a hacer todo lo que tu quieras mientras estes aqui - dijo - lo que sea, yo lo haré por ti
Amanda sonrió ampliamente.
-¡Genial! - dijo, pero se acordó de sus papás entonces y la preocupación llenó su mente de dudas - ¿Donde estan mis papas? - preguntó y en ese mismo momento, la puerta de la habitación se abrió y los dos ingresaron, seguidos por Sam, su hermano mayor - ¡Hola! - los saludó, sonriendo lo mejor que pudo, pues se sentía muy cansada de nuevo - Él es Aiden - presentó al lindo chico con el que había estado hablando - él hará todo lo que yo quiera mientras este aqui - les contó - dice que soy especial - agregó, en un susurro
Su madre, Emily, hizo su camino hacia donde ella se encontraba y tomó su mano.
-Me alegra oir eso - le aseguró
-Estoy seguro de que lo disfrutarás muchísimo, princesa - su padre, Alex le dijo, acercandose tambien y acariciando su rostro
-¿Sam? - preguntó, buscando a su hermano con la mirada
Él apareció en su campo de visión y le mostró una sonrisa.
-Hola, hermanita menor - la saludó, parandose al lado de su madre y poniendo su mano sobre su brazo
Amanda sonrió y rapidamente buscó con la mirada a Aiden, pero sintió un poco de decepción al ver que él ya no se encontraba en la habitación. Despues de todo, aquel chico le habia parecido demasiado guapo y divertido.

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16 años

Queria abrir sus ojos, pero de nuevo se sentía demasiado cansada como para hacerlo. ¿Como no iba a estarlo si el dia anterior había tenido una sesión de quimioterapia? El ingreso de todos esos químicos a su cuerpo solo lograba agotar al maximos su energía. Y eso que llevaba seis años pasando por lo mismo. Ni ella misma sabía como lograba sobrepasarlo.
-Amanda - una voz que se le hacía infinitamente conocida la llamó y entreabrió los ojos únicamente porque se trataba de él
-¿Hmm? - preguntó
-Es hora de despertar, princesa - escuchó más cerca esa vez y se dio cuenta que había cerrado los ojos nuevamente, sin darse cuenta
Hizo una mueca.
-No - murmuró
Escuchó un resoplido.
-¿Tienes dolor? - escuchó y entreabrió los ojos nuevamente
Sacudió la cabeza, dejando que sus ojos se acostumbraran a la luz que ahora se colaba por la ventana.
-No - susurró
-¿Estas cansada? - preguntó él, entonces
Entonces si asintió.
-Un poco - contestó, a pesar de que el cansancio se estaba apoderando de practicamente todo su cuerpo
Él tomó su mano, sintiendo su presión por un largo minuto y luego la acarició, suavemente.
-Entiendo que estes cansada - dijo - ayer haz tenido quimio. Pero, por eso mismo, necesitas comer Amy
Amanda sintió su corazón saltar en su pecho cuando lo oyó decir Amy. Pero estaba demasiado cansada como para pensarlo más a fondo.
-Lo se - admitió
Sus ojos finalmente se encontraron con los de Aiden y él le mostró una pequeña sonrisa.
-Venga, te ayudaré - ofreció. Presionó un botón, haciendo la cama se empezara a alzar, de modo que ella comenzó a quedar sentada. Entonces, detuvo el movimiento y se inclinó hacia ella, pasando sus brazos por debajo de los de ella y alzandola ligeramente, de modo que quedó tranquilamente acomodada en la cama.
-Listo - dijo, poniendo la bandeja con su desayuno sobre un aparato especial que se podia deslizar justo sobre ella para que pudiera comer.
Amanda sintió que sus ojos se cerraban nuevamente, pero los dedos de Aiden tocando su mano suavemente la trajeron de vuelta a la realidad.
-Prometo que si te terminas el desayuno, te leere un libro nuevo toda la noche - le prometió él
Amanda sintió una pequeña carcajada escapar sus labios.
-Lo haces todas las noches, Aiden. Sin importar lo que pase
Él resopló.
-Si, pero no significa que tu te aproveches de ello - le dijo, hundiendo suavemente su dedo en su brazos
Amanda sonrió pesadamente.
-Bien, bien - dijo, alzando su mano con esfuerzo para coger una de las tostadas simples que habia sobre la bandeja - sólo lo haré porque tu me lo pides
Aiden sonrió ampliamente.
-Regresaré en veinte - le aseguró - y mas vale que te hayas terminado todo, sino no te leeré nada - le dijo, sobre su hombro, antes de salir de su cuarto de hospital
Amanda resopló, pero sonrió nuevamente y procedió a comerse la comida sobre su bandeja.
No quería hacerlo porque los químicos que aun quedaban en su cuerpo hacian que todo tuviera un sabor extraño y poco placentero. Ademas de que le producían nauseas, que muchas veces no lograba retener.
Cuando por fin se hubo terminado toda la comida, se dejó caer sobre el respaldar y permitió que sus ojos se cerraran nuevamente.
El cansancio se apoderó de ella nuevamente y en segundos, estuvo profundamente dormida.

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Aiden (Mayores 2°)Where stories live. Discover now