Capítulo 1: "Igual luces hermosa"

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-¿Amanda? – la voz de su madre la forzó a abrir los ojos

Le mostró la mejor sonrisa que pudo, intentando mantener sus ojos abiertos y no dejar que el cansancio la venciera.

-Hola, mamá – la saludó, mirando alrededor del cuarto

Estaba vacío a excepción de ambas.

-Tu papá y Sam han ido a comprar donuts – dijo, sonriendo

Amanda asintió, a pesar de que se le revolvió el estómago de solo pensar en dulce.

-Lamento tener que decir que no puedo permitir que coma donuts – la voz de Aiden la forzó a abrir los ojos nuevamente. ¿Cuándo los había cerrado de nuevo? – buenas tardes señora Black – saludó Aiden a su madre

-Ya te he dicho que me llames Emily, Aiden – ella le recordó

-Lo siento – se disculpó él – Emily

Aiden se dirigió hacia Amanda, con una sonrisa en su rostro.

-Me encantaría que pudieras comer donuts, preciosa, pero lamentablemente no puedo permitirlo

Suspiró, pero asintió.

-Lo sé, Aiden – susurró, repentinamente demasiado cansada como para decir algo más

Sabía de sobra que no podía comer dulce. Sabía de sobra que su madre lo sabía. Y también sabía de sobra que sólo lo decía para intentar hacerla sentir mejor.

-Iré a ver donde andas los chicos, vengo en un rato cariño – dijo su madre y Amanda asintió, aunque tenía los ojos aún sobre su enfermero

Aiden era un muchacho de veintitrés años de edad que apenas había terminado de estudiar enfermería unos años atrás, pero que había estado en su vida desde que cumplió los diez. Desde que le diagnosticaron cáncer.

Y era guapísimo. Demasiado. Aunque no es que tuviera otro chico con el que compararlo, después de todo, había pasado los últimos seis años de su vida confinada en el cuarto de la clínica. Sólo conocía a dos amigos de Sam, su hermano mayor. Fuera de eso, su contacto con los hombres era prácticamente nulo.

Y cuando Aiden estaba a su alrededor, es decir, prácticamente todo el tiempo, deseaba que no fuera así.

Sabía de sobra que tener un pequeño enamoramiento por su enfermero era malo de todas las maneras posibles, empezando por el hecho de que ella era técnicamente su paciente y terminando con que era ocho años mayor que ella, además de que ella era menor de edad. Pero cada vez que él estaba ahí, junto a ella, el temor dejaba su cuerpo. Y por un pequeño momento, podía olvidarse de que estaba muriendo.

Sintió calor en sus mejillas cuando él alzó una mano para retirar uno de los pocos mechones de cabello que le quedaban de su rostro.

-¿Te sientes bien? – le preguntó, tomando su mano y acariciándola suavemente

Amanda sintió su corazón saltar en su pecho, le sucedía cada vez que Aiden la tocaba, incluso cuando eran pequeños toques insignificantes. Para ella nunca lo eran.

-Estoy bien – susurró

Él tomó asiento en el sillón que había al lado de su camilla, aun sin soltar su mano. Seguía trazando delicados círculos en su palma, haciendo que su corazón siguiera palpitando con fuerza en su pecho.

Amanda sintió los ojos de Aiden deslizarse por su rostro y se sonrojó. Habría querido que no se notara, pero probablemente se había puesto tan roja como un tomate a causa de la palidez constante de su piel.

Aiden (Mayores 2°)Where stories live. Discover now