Aiden (Mayores 2°)

Capítulo 7: "Todo estará bien"

La última vez que había estado en su casa había sido un año atrás. Había sido una época en la que el tumor parecía haber detenido su horroroso crecimiento. No crecía, pero tampoco disminuía. Había transcurrido así por varios meses y el doctor Sloan había tomado la decisión de dejarla ir a casa. Sin embargo, habían pasado un par de días nada más antes de que tuviera que volver a internarse por una extraña hemorragia repentina. En aquel entonces, Aiden no había podido ir a cuidar de ella diariamente, dada la gran cantidad de pacientes que habían ingresado a la clínica. Su mamá había tenido una importante cirugía de varias horas y su padre había tenido una reunión con los gerentes de una empresa extranjera. Sam había sido quien la había encontrado, en e suelo, diez minutos después y con la sangre a su alrededor como un tenebroso charcho oscuro.

Despues de eso las cosas cambiaron bastante, o al menos así le pareció a Amanda. Daba la impresión que ahora todos la trataban como si fuera de cristal. Su madre había dejado de hacer operaciones largas. Su padre hacía sus reuniones cuando su esposa estaba libre para cuidar de Amanda y si no podía, simplemente las posponía, porque podía hacerlo. Era el gran Alexander Black, después de todo. Y Sam. Él no se lo perdonaba, se había pegado a ella como chicle luego de aquel suceso. No la dejaba sola por nada. E incluso ahora, un año después, seguía teniendo esa extraña expresión aterrorizada en el rostro cada vez que le preguntaba cómo se encontraba.

-Estabamos pensando ver una película – la voz de su hermano llamó su atención y se giró para encontrarlo apoyado en el umbral de su puerta, con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa en su rostro – Matthew quiere ver algo sobre zombies y pensé que sería buena idea que te nos unieras

Amanda sonrió. ¿Zombies? ¿En serio?

-No quiero entrometerme en sus cosas – dijo, aunque lo había dicho con una segunda intención. Su hermano no pareció darse cuenta, sin embargo

-Pft. No digas eso. Andando – replicó, acercándose a ella y tomando su mano

Amanda se encontró a su misma rodando los ojos. Su hermano a veces era bastante ingenuo. Ya tendría la oportunidad de hablar con él después.

Matthew estaba en la cocina cuando llegaron al cuarto de juegos. Su padre les había contado infinidad de veces que había tenido un cuarto exactamente igual cuando había conocido a su madre. Y que, cuando se habían mudado luego de tenerlos a ellos, habían querido conservar todo lo que ya antes habían tenido. Por ello también había una enorme biblioteca en el sótano. Era un lugar que Amanda amaba, pero que no lograba disfrutar mucho.

-Iré a ayudar a Matt. ¿Puedes ir poniendo la película? – Sam le preguntó

Amanda asintió.

-¿Y me puedes traer mis gomitas, por favor? – preguntó, antes de que su hermano desapareciera en la cocina

-¿Estan en tu cuarto? – preguntó, luego de asentir

-Sobre mi cama – respondió

-Bien – aceptó Sam y desapareció escaleras arriba

Amanda observó la pantalla y pasó por las opciones de Netflix, buscando la película de zombies que Matthew quería ver. Terminó decidiéndose por la versión zombie de Orgullo y Prejuicio y dejó que la cargara mientras Matthew terminaba de preparar las palomitas y Sam regresaba de traer sus gomitas.

Sin darse cuenta, cerró los ojos. No estaba cansada, al menos no del todo. Pero le apetecía mantener sus ojos cerrados e imaginar por un momento que no tenía absolutamente nada. Que sus días siempre eran así y que siempre lo serían. Se imaginó a si misma cogiendo su celular para llamar a Aiden y decirle que la recoja para salir. Para simplemente salir. Pero las cosas no eran así. Y tenía que mantenerse en la realidad, si no quería decepcionarse.