Muérdeme

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REBECCA/BECCA.

No era un buen día

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No era un buen día. Me caí de la cama mientras dormía y desperté en el suelo con un charco de sangre brotando de mi cabeza.

Gracias a que mi simpática vecina que se ofreció a llevarme al hospital a las tres de la madrugada, volví a casa con cuatro puntos en la cabeza.

Dormí dos horas y me tomé un café descafeinado, con la esperanza de engañar a mi cerebro como quien toma caramelos en lugar de pastillas. En efecto, había olvidado hacer la compra ...otra vez.

Ahí estaba yo, esperando ante la puerta con unas ojeras como medias lunas y el pelo revuelto en un moño que me tapase la cicatriz.

--¿Hola?--una voz joven pero amarga traspasó la madera de roble.

--Soy yo, la nueva secretaria.--mi voz tembló de manera amorfa, todavía me costaba asumir que tras una carrera de psicología y dos máster hubiese acabado así, cuidando de famosos consentidos.

--Pasa.--la puerta se abrió y le vi. Parecía seguir un canon griego, perfectamente medido y cincelado.
Cuerpo esbelto pero no musculado en exceso. Su pelo descolocado y rojizo hacía un efecto hipnótico, perderse entre los suaves mechones era fácil.
Sus cejas estaban a la misma altura y medían exactamente igual , sin embargo se veían naturales y supuse que harían resaltar sus ojos.
Sus labios rojizos y húmedos parecían tan apetecibles que gritaban «Muérdeme».
Y ni un milímetro de barba osaba aparecer en su perfilada mandíbula.
Un hoyuelo marcaba su sonrisa en el lado izquierdo, a pesar de ser técnicamente un fallo, solo vi belleza en él.
Tras las gafas oscuras no se podía ver más que tu propio reflejo dando una dosis de misterio.

--¿No vas a pasar?

Sacudí la cabeza para despejar mis pensamientos.

--¿Estás de coña?-- torcí el cuello como un ave confusa.--No puedo ver si mueves la cabeza.

Axl estaba sufriendo una ceguera parcial, pero estaban haciendo pruebas y experimentos para que se recuperase.

--No lo he hecho.-- confesé avergonzada. --¿Quieres que empecemos ya?-- tragué saliva y cuadré mis folios, aún no estaba segura de estar preparada para esto.

--Si te decides a pasar de una vez...-- se echó a un lado de la puerta. Me sobrecogí ante el imponente salón, yo tendría que trabajar toda una vida para comprar esa lámpara.

--Puedes llamarme Becca.-- miré los frescos del techo que representaban el infierno y me sentí abrumada.
Pero no estaba abrumada, sino mareada.

El médico me dijo que estuviese atenta y a la mínima sospecha fuera a emergencias.

--Tengo que irme...--me llevé la mano a los puntos.-- Te llamaré.

--¿Vas a dejarme tirado el primer día? Porque no tiene ni puta gracia.

Siendo egoísta, el trabajo había dejado de importarme cuando apareció mi miedo a tener un agujero en la cabeza por el que se me escapase el cerebro.
Y sí, era un miedo irracional.

En el siguiente capítulo:
Becca recibe una segunda oportunidad y esta vez no piensa dejar que el puesto se le escape.

Próximamente: "Nieve" y un par de condones.

 Guns N Roses. La Debacle.Where stories live. Discover now