"Nieve" y un par de condones

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Por alguna razón, él me había dado una segunda oportunidad. Y ahí estaba yo, de nuevo, más asustada que la primera vez, ante la puerta.

-—¿Hola?-— su voz nublada atravesó la madera, de nuevo.

—-Soy Becca.—- la entrada se despejó y sin esperarlo, verle me volvió a impresionar. Cada vez que le miraba descubría otro detalle. Lo marcadas que estaban las venas en sus brazos.
El diminuto lunar bajo su ceja izquierda. Un cuadro amarillo atravesado por una línea dentada y roja, tatuado en su brazo.

Era intrigante y di gracias porque él no pudiese ver cómo escudriñaba su cuerpo en busca de más curiosidades.

-—¿Hoy no vas a marcharte? -— preguntó con claro reproche.

—-No, a no ser que haya una emergencia como el otro día.-— siempre me falló esto, el tacto.

-—¿Cuál fue? Porque todavía no me lo has dicho.—- entendí su frustración, pero si tan enfadado estaba, no debió llamarme de nuevo.

—-Una raja en la cobertura del cráneo.—- puede que exagerara un par de puntos por caerme de la cama.
Pero en mi defensa, él también lo hacía. Solo había atrasado la cita, no le había robado su sitio en el bote salvavidas del Titanic.

-—Entiendo... no lo tendré en cuenta, te comprendo.—- dejó la entrada a su casa del todo accesible para mí, me gustó pensar que podría ser una metáfora.

-—¿Sí?—- quise saber más al instante, como me pasa con la mayoría de las cosas, soy la típica que le pregunta al profesor de historia «¿y qué pasa después?».

-—Entra y hablaremos de todo.-— yo le seguí mientras me obligaba a mí misma a no tocar nada, porque si algo se rompía (y soy propensa a la mala suerte) tendría que trabajar para él gratis durante el resto de mi vida.

-—Listo.—- respiró tranquilo al sentarse en una de las sillas. —-Verás, me ha gustado tu currículum y tengo mucho que hacer...—- bufó desesperado, señal de que no iba muy bien.—- ¿Te apetece tomar algo?

Negué con la cabeza. Y me di una palmada en la frente.

-—No, gracias.-— me fijé en la cantidad de vinilos que tenía apilados en una estantería, era una biblioteca en su idioma favorito, la música.

—-Empecemos... necesito alguien que me ayude y mi abogado te ha recomendado, no sé por qué y no me importa. ¿Aceptas el trabajo?

-—A eso he venido.—- dije sin parar de pensar en ese abogado, yo no conocía a ninguno.

—-De puta madre, tengo el contrato sobre aquella cómoda, ¿podrías...?-—se tocó la nuca mientras yo disfrutaba de las vistas a las venas de su cuello.

—-Voy.—-recogí el papel rodeado de un billete manchado de "nieve" y un par de condones (sin usar).

Había topado con un gilipollas.

En el siguiente capítulo:
Becca comienza a trabajar para Axl y organizar su vida no es precisamente fácil.

Próximamente... Yo salía más barata que las prostitutas.

 Guns N Roses. La Debacle.Onde histórias criam vida. Descubra agora