FIN

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Era un caluroso día de verano, dieciocho de julio, para ser exactos.

Tomé un helado de sandía, a pesar de que nunca me habían gustado los helados de ese sabor, últimamente se me habían antojado, quizá porque eran los favoritos de Slash y no le había vuelto a ver desde el desastre de Melbourne.

—Rebecca Lennon.— el doctor soltó mi nombre pasando por las notas Do, Re , Mi y Fa. Todo sonaba a música para mí.

—Soy yo.— dejé de soñar despierta para pasar a la consulta.

—Adelante, comencemos la ecografía.— me tumbé sobre la camilla y levanté mi camiseta de Iron Maiden para que no se manchara con ese líquido raro.— Todo está bien, saldrás de cuentas en unos siete meses.— comenzó a quitarse los guantes y menos mal que era médico porque estaba a punto de darme un infarto de miocardio.

—¡¿Qué?!— me puse la mano en el pecho, no podía ser.— Tiene que haber un error, yo vengo a una revisión y...

—Rebecca, felicidades.— sonrió y giró la pantalla que yo mi estaba mirando, en una sombra vi a mi luz.

Era un pequeño Slash y ese pequeño cabroncete estaba escondido sin decir nada.

La cabeza se me llenó de dudas pero las ignoré para poder fijarme en lo que yo creí que era un dolor de estómago solucionado con un par de pastillas.

—Tengo que irme.— tomé la fotocopia de la ecografía y salí pensando en cuál de las habitaciones de mi casa iba a llenar de juquetes y pañales.

—Hola.— de verdad parecía que mi corazón no iba a superar tantas sorpresas porque él estaba apoyado en mi maldito coche.—Te dije que quería estar a tu lado.— me pasó un ramo de flores (a las que soy alérgica).

—Slash...— mi intención era explicarle todo, porqué no aceptaba el regalo, porqué no le había llamado, porqué casi no podía respirar de la emoción, etc.

—Hemos dejado la banda, después del concierto en Argentina, te hemos hecho caso.— intenté decirle lo importante pero seguía parloteando.— No volveré a dejarte ir sin mí.— volví a abrir la boca, pero era imposible.— Eso ha sonado un poco obsesivo, en realidad eres libre y ni siquiera tienes que estar conmigo si no quieres, pero es mi mayor deseo y...— no parecía detenerse así que le enseñé la ecografía sin decir nada.— ¿Qué es eso? ¿Es malo?— no dije nada y me limité a ver cómo clavaba los ojos en su hijo.— No soy médico, si quieres que te ayude dame una guitarra y la afino, pero no entiendo esto.— por su cara supe que sí que tenía una ligera sospecha.— Venga, dime qué es, por favor.— rogó muy nervioso.

—Tu bebé.— respondí sonriente.

 Guns N Roses. La Debacle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora