Lia Webber, de 17 años, vive la acelerada creencia de la existencia de los hombres lobos, al igual que de los vampiros y todas aquellas criaturas sobrenaturales.
Ella corre grandes peligros al ser la ultima de su especie.
Jackson se me queda mirando y durante un momento creo que va a explotar por lo de Black, pero se limita en decir:
—En mi estudio —espeta Jackson, en dirección de Damián.
Y Damian cruza con brío el salón.
—Luego hablaremos tú y yo —me susurra Jackson, antes de salir detrás de Damian.
Yo respiro profundamente para tranquilizarme. Sacudo la cabeza, indignada conmigo misma.
—¿Qué estará pasando por la cabeza de mi hermnita? —dice Liam...
Ladea un poco la cabeza, intrigado, y una ligera sonrisa se insinúa en sus labio.
—Haynes, me matara-murmuro distraída.
—Tranquila. No te hará daño, aunque no debiste dejar entrar al señor Salvatore a la mansión ¿sabes que ellos son enemigos?
Me coloco un mechón de pelo detrás de la oreja.
—Lo se—digo, tragando saliva—Elliot dijo que Black asesino a su madre, la señora Haynes y reina de los hombres lobos. Pero no creo que el haya hecho eso. Es amable, educado...
—Lia, aún no sabemos porque es tan protector contigo, pero a los Haynes no aceptan la idea que este cerca de ti. Y a mí tampoco me agrada. Podría hacerte daño por venganza—dice en voz baja.
Me encojo de hombros, como dándole largas.
Lo miro con la esperanza de que no se ofenda. Sonríe, pero la sonrisa no ilumina su mirada.
Cambio de tema rápidamente, antes que abra tu prepotente boca y siga haciéndome sentir culpable.
—Explícame sobre la copia de Megan Fox.
Me pica la curiosidad.
— ¿La copia de Megan Fox?- me pregunta frunciendo divertido.
—Tu mate —digo señalando a la vampira que pasa cerca del living.
Vuelve a alzar una ceja, divertido.
—¡No es la copia de Megan Fox! —afirma sonriendo
Asiento frenética del que soy capaz bajo su intenso y risueño escrutinio. Se dibuja en su rostro una enorme sonrisa y niega con la cabeza.
Le pongo la mano en el hombro y le sonrío, contagiada de su ánimo. Me toma de la mano, coge su chaqueta sobre el respaldo del sofá, y me conduce por el salon hasta la cocina. Nos encontramos con la pelinegra. Lleva un vestido de seda azul claro que le da un aire elegante y sofisticado, además que resalta su figura de reloj de arena.
¡Por dios! Es la copia de la actriz ¿Cómo es que no lo ven?
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