XI - El Arrebato de Death's Lullaby

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Jueves, 16 de diciembre de 1885.

La Dansé des Merveilles, Montecarlo (Francia)

Dormitorios / Piso Inferior / Habitación Secreta

Querido diario:

Cada día todo se hace más complicado. Ya no siento que sea la misma, y lo peor, es que lo llevo sintiendo desde hace mucho tiempo. Desde que desapareció Fleurie fueron tantas las emociones que experimenté... Durante los primeros días no pararon de interrogar a todo el mundo, a consultar con la policía de Montecarlo e inspeccionar hasta el último rincón de las habitaciones.

Ahí fue cuando me di cuenta de que ella se llevó todo. No dejó nada que me pudiera vincular con la extraña partitura. En adelante fue cuando comencé a ver las cosas de un modo distinto. Es... como si todo el mundo hubiera cambiado. A peor. Llegaba a clase y veía brotes de desconfianza, de miedo,... Les afectó mucho.

"La Dansé des Merveilles, la Academia de Música más prestigiosa de Francia, ha sido el principal escenario de la desaparición de una alumna tras el robo no resuelto de un documento de su Sala de Archivos". Sería un titular que sin duda destrozaría la reputación de la Academia. ¿Fue por eso que lo dejaron pasar? Tras una o dos semanas de investigaciones, ¡pum!, caso cerrado.

No les interesa la mala publicidad. Ni Fleurie. Aunque para evitar problemas legales contactaron con sus familiares. O, bueno, con el que le quedaba con vida. Su madre. Y lo que consiguieron saber fue desgarrador. Al parecer, la chica murió asesinada pocas horas después de que Fleurie embarcara en el tren camino a Montecarlo. Si ella lo hubiera sabido, ella...

Matildè apartó su pluma unos instantes. No quería que sus lágrimas mancharan el papel de su diario o borraran las palabras que retrataban su mente. Quería dejar huella del hallazgo y las repercusiones a las que Death's Lullaby conllevó. Secándose las lágrimas con la manga de su vestido, prosiguió su desgarrador relato:

¿Sabes? Me he cuestionado tanto en tan pocos meses. Recuerdo que comenzaron a mirarme como una chica extraña. Irónicamente fue Emmanuel el único que rehusaba de verme. Yo seguía siendo la misma, pero ellos no me conocían. Lo único que sabían era que mi compañera de cuarto había desaparecido. Y pude librarme. No pudieron inculparme de nada porque YO NO HICE NADA.

Fue ella quien escapó en mitad de la noche, sin previo aviso, acatando todo lo malo que le pudiera pasar. Considero que dio permiso a la propia muerte para llevársela a rastras hasta su mundo gris. Puede que no sea verdad, pero también puede que sí lo sea. Sólo Fleurie y yo conocíamos esa habitación secreta. Siempre he sospechado que desapareció en ella.

No me atreví a buscarla. Quizá sólo se quedó encerrada. Podría haberle salvado de ser así, pero no podía con todo el mundo memorizando cada uno de mis movimientos. ¿Hice bien? ¿La dejé morir?

Matildè respiró hondo. Había perdido la cuenta de las muchas veces que narró sus mismos deseos, dudas y emociones; encerrándolas entre aquellas páginas de papel. Y aun así, necesitaba seguir liberándolas de su ser. Como un martirio que no acabaría nunca. Como la eterna condena. ¿Estaba pagando ya su castigo? ¿El castigo de dejar morir a su única amiga?

Desde su pérdida —continuó— no tuve ni una sola persona más con la que hablar. Llevo tanto tiempo sola que mi refugio es mí misma. Temo que ya no sepa socializar. De alguna manera estoy... ¿perdida? No sé encontrar mi propio camino. Y esto me ha afectado más de lo que me gustaría. Llevaba una vida luchando por acceder a La Dansé. Una vida para hacerme la pianista más reconocida del país. ¿Y ahora?

Death's Lullaby (Novela Histórica de Misterio & Suspense)Where stories live. Discover now